Marginación en el SAS
EL 14 de septiembre se se publicó en EL PAÍS Andalucía que tres sindicatos habían decidido denunciar al complejo hospitalario granadino Virgen de las Nieves por la supuesta marginación de un médico de origen jordano. Ante semejante injusticia salieron en defensa del facultativo el consejero de la Junta y el embajador de Jordania en España. Pero no sólo sufren marginación los profesionales extranjeros por el SAS. La padecen los propios profesionales españoles que han desarrollado su labor en otras Comunidades Autónomas, y que posteriormente quieren entregar lo mejor de ellos en Andalucía. Es el caso de mi mujer, a la que hace más de año y medio se le negó por parte del SAS el reingreso a su trabajo como matrona en el hospital de Jerez de la Frontera, mediante una resolución torticera emitida por el Jefe de Sección de la Delegación Provincial del SAS en Cádiz. De hecho, ello ha sido demostrado por una sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número 2 de Jerez de la Frontera, y ratificada recientemente por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Mi mujer también pidió en su día a las autoridades amparo, pero con peor suerte que nuestro estimado colega jordano, a quien deseo de todo corazón se le arreglen sus problemas laborales. En primer lugar fue al señor ministro de Sanidad y Consumo (señor Romay Beccaría), contestándole pronto su directora de gabinete que no entendían procedente atender a su petición. En segundo lugar fue al Defensor del Pueblo Andaluz (señor Chamizo de la Rubia) quien aunque al principio respondió amable y rápidamente que la queja era admitida a trámite, pronto nos decepcionó quitándole la razón a mi mujer desde el punto de vista jurídico sobre la base de la declaración que había recibido por parte de la Dirección General de Personal y Servicios del SAS, y de una sentencia -a mi juicio interpretada de forma errónea-, emitida por el Tribunal Supremo con relación a un caso que no se parecía en absoluto al nuestro. Pero lo más triste de su contestación a nuestra queja se presentaba en el penúltimo párrafo de su escrito, donde se daba uno cuenta de que aquél iba dirigido a otra persona -concretamente trataba sobre un problema de auxiliares de enfermería y ya he adelantado que la profesión de mi mujer es matrona-, y a solucionar un asunto que en nada interesaba. Yo me pregunto en este momento quién está más desprotegido ante los posibles abusos cometidos por la Sanidad Pública andaluza, los extranjeros -dicho con el máximo respeto hacia ellos- o los españoles sin defensa de embajadores y con una instituciones controladoras ineficaces. También me pregunto si el consejero de Salud y el presidente de la Junta de Andalucía van a pedir ahora informes y a mediar para solucionar el problema de mi mujer -una vez confirmada la sentencia por la que se condena al SAS a readmitirla en su trabajo de matrona en el hospital de Jerez de la Frontera-, y por último, si estas autoridades van a exigir las responsabilidades a sus subordinados que les correspondan, dado que se nos ha causado un enorme daño moral y un perjuicio económico que ahora tendrá que resarcir el SAS, que para colmo somos nosotros mismos.- .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.