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Almería facilita la integración de los alumnos inmigrantes con un sistema de aulas puente

Los escolares inmigrantes aprenden el idioma antes de compartir clase con los demás chicos

AULAS"Hay que atender a los niños ofreciéndoles una educación temprana para evitar situaciones de discriminación o de cualquier otro tipo". Juan Carlos Ruiz Orta, director del colegio público Las Lomas, de Roquetas de Mar (Almería), ha tenido siempre claro que la oferta de una educación igualitaria para todos no puede ser sólo una declaración de buena voluntad. Quizás por eso el centro que dirige ha sido el primero en acometer una experiencia piloto donde los alumnos inmigrantes que desconocen el castellano son los protagonistas. "En Las Lomas hay unos 750 alumnos y, de ellos, el curso pasado 60 eran inmigrantes que venían de distintos países. No conocían nuestro idioma y nuestra obligación era meterlos en el curso que les correspondía según su edad. Pero, ¿qué podíamos enseñarles si no nos entendíamos con ellos?". Este curso son más de 50 los alumnos inmigrantes que hay en el colegio y la cifra puede crecer porque estos niños se van incorporando a los colegios a medida que sus padres llegan a la provincia. La situación que desde hace años se venía planteando en el colegio Las Lomas no era ni es ajena a otros centros de la zona del Poniente almeriense, donde se concentra la mayor densidad de población inmigrante, especialmente magrebíes, que desembarcan en la comarca al amparo de la posibilidad de trabajo que prometen los invernaderos. Había que ofrecer una posibilidad de educación real a estos chavales que llegaban nuevos a España y el director y los profesores de Las Lomas se pusieron a cavilar. Así surgió el proyecto de las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística, conocidas como aulas puente. El proyecto, en el que desde un primer momento se implicó la Administración de Educación, arranca este curso con una unidad en este colegio de Roquetas y otra en el José Salazar, de El Ejido. Ambos centros están radicados en los dos municipios que más alumnado inmigrante recogen: 177 en Roquetas y 163 en El Ejido, según los datos de Educación de finales del pasado año. En total, en toda la provincia almeriense, concentrados en sólo ocho municipios, hay unos 600 alumnos inmigrantes. Una de las principales características de las aulas puente es que se trata de un lugar de paso concebido para cumplir unos objetivos concretos en un periodo más o menos determinado. "Los niños, que vienen de distintos centros, están en estas aulas unos tres meses para aprender algunas nociones básicas de castellano. Después cada uno se integra en el curso y el centro que les corresponde", explica Juan Carlos Ruiz Orta. La selección de los chavales que participan en el proyecto se realiza a través de estudios que emiten los equipos técnicos y de psicólogos. Ellos determinan qué alumnos necesitan estar en un aula puente como paso previo que les permitirá un mayor aprovechamiento de la educación posterior en clases ordinarias. Sin embargo, todo se hace por consenso y los padres tienen la última palabra. "Siempre les consultamos y es necesaria su autorización para que los niños entren en el aula puente", explica la tutora de la unidad de Las Lomas, María José Hervás López. Durante los cerca de tres meses que cada grupo de alumnos inmigrantes permanece en un aula puente se les enseña a saludar o a identificar en castellano todo lo relacionado con el colegio a través de actividades lúdicas donde la imagen que identifica la palabra con el concepto cobra especial protagonismo. Sin embargo, la cultura particular de la que cada chaval procede añade un grado más de dificultad a su aprendizaje del castellano: "Hay chavales que no han visto nunca una cartera o que les cuesta aprender la palabra water porque nunca lo han tenido en sus casas y, por tanto, les cuesta reconocer ese concepto", explica María José Hervás. Pero, lejos de ver en ello un obstáculo, los responsables del proyecto encuentran en la cultura de cada niño inmigrante una posibilidad para tender puentes en las aulas hacia la convivencia. "No queremos que pierdan su cultura propia. Se trata sólo de facilitarles las nociones básicas de nuestro idioma para que se integren antes y mejor con el resto de sus compañeros".

Pequeña torre de Babel

Cuando no existían las aulas puente los profesores de los centros con alumnos inmigrantes se las maravillaban como podían para entenderse con estos chavales. Les facilitaba la tarea el apoyo de voluntarios de la asociación Almería-Acoge que acudían algunas horas a los centros para enseñar el castellano a los niños. Y los propios alumnos también se esforzaban más por aprender el idioma. Pero desde hace unos años, a medida que las clases iban acogiendo un mayor número de inmigrantes, la situación se complicaba. "Es más fácil que en las clases se pongan a hablar entre ellos y que se esfuercen menos por aprender el castellano por su cuenta", explica la tutora del aula puente del colegio Las Lomas, María José Hervás. La ratio de estas aulas es de entre 10 y 12 niños de edades, sexo, nivel académico y países de procedencia distintos. Precisamente este último aspecto es uno de los más ha cambiado: "En el José Salazar la mayoría de los alumnos inmigrantes siguen siendo magrebíes, sin embargo aquí en Las Lomas sólo hay un 40% de árabes, el resto son de Egipto, Mauritania, Senegal, Liberia...". La variedad de idiomas convierte las aulas puente en una pequeña torre de Babel en la que María José Hervás trata de penetrar utilizando el francés y echando mano, cuando la ocasión lo requiere, de sus nociones de inglés y árabe.

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