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Aulestia dice que la paz no puede dar lugar a una "sociedad desmemoriada" y cree irreversible la tregua

El ex militante de ETApm y ex dirigente de la extinta Euskadiko Ezkerra (EE) Kepa Aulestia cree que la tregua anunciada por ETA la pasada semana "tiene muchos visos de ser irreversible". A su juicio, el alto el fuego supone que se ha "descorchado una botella que estaba boca abajo, pero que tardará en vaciarse". Y en ese camino que hay que recorrer, Aulestia destaca que en el "factor humano" tiene más importancia que cualquier cambio constitucional y advierte que "la paz no puede dar lugar a una sociedad desmemoriada", "A ese mundo no se le puede ofrecer nada que no tenga ya", apostilló.

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El que fuera secretario general de Euskadiko Ezkerra (EE) y el dirigente de más talla política y real que ha tenido esa formación junto a Juan María Bandrés, presentó ayer su último libro, Herri Batasuna, crónica de un delirio (Editorial Temas de hoy). Esta publicación es un viaje muy particular de Kepa Aulestia al mundo en el que se mueve la izquierda abertzale, una amalgama sociológica que va mucho más allá de su referente electoral -Herri Batasuna- y que ha sido caracterizada por el autor como "una sociedad dentro de otra sociedad". Aulestia terminó de redactar el libro en marzo y de corregirlo en julio, un año después de los sucesos de Ermua que conmocionaron a la sociedad vasca y española. Y aunque la editorial se ha dado gratamente de bruces con su presentación en plena tregua de ETA, Aulestia manifestó en Bilbao que en líneas generales "la foto fija que se dibuja de HB en la primavera pasada" y la historia que se cuenta de los últimos 20 años "son válidas". Tono pesimista Aulestia admite, sin embargo, que sí variaría el tono pesimista que destila buena parte del análisis de ese mundo y las posibilidades de cambio, sobre todo tras la declaración de tregua por parte del referente que ha sido la organización terrorista para la izquierda abertzale durante las dos ultimas décadas. Un ejemplo evidente de esas rectificaciones sería este análisis sobre ETA: "Hoy ETA está cautiva de su propia existencia. Es su propia existencia la que pone en juego cada vez que actúa, porque es eso lo que rechaza la inmensa mayoría de la sociedad vasca. No hay ninguna perspectiva más.Mantenerse, mantener la espiral, y en su entorno alimentar a la sociedad dentro de la sociedad que forma todo el entramado que se identifica como HB, el MLNV, o la izquierda abertzale. Ellos lo denominan acumulación de fuerzas. Claro que ETA nunca verá que la acumulación de fuerzas es la suficiente para dar paso a su propia disolución". La historia reciente ha echado por tierra ese análisis y Aulestia ha tenido la valentía de admitir el descoloque que ha supuesto para él la tregua indefinida de ETA, algo que no todos los analistas sobre el tema vasco pueden presentar en su hoja de servicios. La situación que ahora se abre es "esperanzadora", según Aulestia, pero subraya que frente a toda negociación y cambio de marco jurídico político, lo fundamental para alumbrar la paz será "el factor humano". Un conocedor como él de los entresijos de una organización militarista como ETA apuntaba que, pese al valor que tienen los símbolos en ese mundo y las consignas, uno entra en ETA más por una vivencia personal, que por unos ideales concretos. "Al final, todos somos personas", dijo. El libro, de hecho, está concebido no como un relato basado en "documentaciones oficiales" de las organizaciones políticas que conforman la izquierda abertzale, sino en múltiples pinceladas arrancadas de vivencias de "personas de carne y hueso", folletos, llamadas telefónicas. En ese alarde de puntillismo pictórico se pueden encontrar desde el texto de una canción de un grupo-tótem para el mundo radical como Negu Gorriak escrita por el actual dirigente de ETA Mikel Albisu, Antza, hasta conversaciones en torno a una mesa de un txoko. O una entrevista en el monte Larhun entre Argala y un recién llegado activista de 17 años en el caliente otoño de la escisión de 1974. Y es que, como si de la obra de Graham Greene se tratara, Aulestia es un firme defensor del "factor humano". Algo que, a su juicio, va a pesar más de lo que algunos piensan en la resolución de la violencia -prefiere utilizar el término "normalización-. "El futuro va a estar más en manos del factor humano, que en el papel de los demiurgos de las decisiones políticas, de cambios jurídico políticos". Ante el "abismo" que el nuevo momento histórico que vive Euskadi, mostró su preocupación porque "lo que no ha conseguido la violencia, se dé en un tiempo de paz". Aulestia dijo que "se puede hablar de todo y entre todos", dentro de un tono "plural y diverso". El sistema es reformable y perfectible", mantuvo; lo que a su juicio sería un error es "falsear" lo que han supuesto para el País Vasco estos 20 años de Constitución y Estatuto de Gernika, de convivencia entre nacionalistas y no nacionalistas. "No se puede hacer tabla rasa, borrón y cuenta nueva y adentrarnos en un periodo de incertidumbres". Y advirtió contra la tentación de caer en la euforia de planteamientos como el siguiente. "Después de la tregua, todo es posible, ¿no lo era antes?", se preguntó.

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