Los socialdemócratas suecos se enfrentan hoy a un correctivo electoral

Un Gobierno socialdemócrata en minoría o con una leve mayoría, si decide apoyarse en el partido de Izquierda (ex comunista), presidido por el actual primer ministro, Göran Persson, es el resultado más previsible de las elecciones generales que hoy se celebran en Suecia si se confirman los últimos sondeos de opinión. Pero una de las mayores incógnitas es saber con quién buscará Persson una alianza. Ninguna opción es descartable.

Si bien la tradicional política de bloques, denominados en Suecia burgués y socialista, se viene desdibujando desde hace algunos años, todo el país especula con la posibilidad de una coalición de centroderecha como alternativa a un Gobierno socialdemócrata que ha venido desgastándose sin parar y perderá aproximadamente un 8% del 45,3% de electores que le apoyaron en las elecciones de 1994, debido en gran medida a su política para poner en forma las cuentas del Estado.El mayor obstáculo para esa alternativa es el estancamiento electoral del Partido Conservador de Carl Bildt y la lenta extinción de sus socios tradicionales, los Liberales y el Partido del Centro, que se encuentran escasamente por encima del umbral del 4% necesario para tener representación en el Parlamento. Aparte de ello, las diferencias entre los partidos de esa hipotética coalición sobre algunos aspectos de política son tan marcadas que constituyen un impedimento casi insalvable.

Los dos partidos que se perfilan como los grandes vencedores son el de Izquierda y el Demócrata Cristiano. La apelación a la justicia y la solidaridad del primero y a la familia, el cuidado de los ancianos y los niños así como invocaciones a la moral, del segundo, parecen haber encontrado eco entre los electores.

Peligro para los Verdes

El otro partido que ha tenido una discreta presencia en la campaña electoral y que se arriesga a quedar fuera del Parlamento es el de los Verdes. Suecia no ha sido afectada por ninguna catástrofe ecológica en los últimos años y la cuestión del medio ambiente no ha sido prioritaria. El paro, la sanidad, la educación, el cuidado de niños y ancianos han sido los temas principales en el debate electoral y, consecuentemente, el de los impuestos, directamente vinculados con los anteriores.La preocupación de los suecos por la preservación de las conquistas del Estado del bienestar sigue siendo altísima, lo que hace difícil plantear propuestas que puedan menoscabar tales logros. En consecuencia, casi todo el debate ha estado centrado en los temas inmediatos que afectan a la vida cotidiana, lo que ha dejado relegados los problemas relacionados con el porvenir: el futuro de la Unión Monetaria Europea y las relaciones de Suecia con la Unión Europea en su conjunto, o las repercusiones que la actual crisis económica puede tener sobre las exportaciones suecas en el mediano plazo, no han sido objeto de discusión, en parte porque los propios líderes no han tenido interés en discutir sobre ellas, ya que ningún partido tiene una posición homogénea ni mucho menos unánime sobre alguno de esos temas, como es el caso del euro.

El debate final ante las cámaras de televisión, en el que comparecieron los líderes de los siete partidos en liza, mostró que no existen entre ellos diferencias sustanciales capaces de sacudir a los electores. A las urnas están llamados 6,7 millones de votantes, pero se cree que la participación será inferior a la de 1994, que fue del 86%.