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Kohl recupera la fe en la victoria

Pilar Bonet

El éxito de la CSU (Unión Social Cristiana), el partido gobernante de Baviera, que, con un 52,9% de los votos, mejoró el domingo la mayoría absoluta de la que disfruta desde hace más de treinta años en el Estado alpino, ha dado un impulso psicológico al canciller Helmut Kohl y a la Unión Cristiana Democrática (CDU, hermana ideológica de la CSU). El ligero descenso del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ha moderado el optimismo de Gerhard Schröder con vistas a las elecciones generales del próximo día 27, aunque confía en que la peculiaridad de Baviera no se refleje en el resto del país.

Mientras el popular Edmund Stoiber, jefe del Gobierno de Baviera, consiguió una décima más que en 1994 para su partido, los socialdemócratas, cuya cabeza de lista era Renate Schmidt, se quedaron, con un 28,7%, por debajo del 30% obtenido en 1994. Los expertos advierten, sin embargo, que la situación en Baviera, que disfruta de una prosperidad económica singular, no puede extrapolarse mecánicamente al conjunto de Alemania, donde factores como el paro desempeñan un importante papel y donde se mantiene un elevado número de indecisos, que los dos grandes partidos alemanes tratarán de captar durante estas dos semanas finales de campaña.Sea cual sea su influencia, los resultados bávaros han dado una nueva emoción a una campaña que comenzaba a ser soporífera, dado el cansancio mostrado por Kohl en sus actuaciones públicas y la reiteración de las mismas ideas por parte del SPD. Tanto Kohl como su rival, Gerhard Schröder, reflejaron ayer en sendas conferencias de prensa los efectos que los resultados bávaros han tenido en sus respectivos estados de ánimo. Mientras el canciller, visiblemente animado, señalaba que los "magníficos resultados" habían dado "una importante señal" con vistas al 27 de septiembre, Schröder consideraba "superfluo" tratar de sacar conclusiones a escala federal y trató de dirigir la atención de la prensa hacia otros temas.

Schröder, que junto con Oskar Lafontaine, el presidente del SPD, hizo personalmente campaña en Baviera, trató de quitar importancia al asunto diciendo que se trataba tan sólo "de una campaña regional". Tal actitud contrastaba abiertamente con la estrategia fallida del SPD, que trató de identificar a la CSU y Kohl. Schröder tuvo que capear ayer numerosas preguntas de los periodistas, que destacaban las contradicciones entre sus comentarios de ayer y la apuesta realizada durante la campaña. El candidato socialdemócrata, que trató de reducir a Stoiber a la categoría de un "respetado jefe de Gobierno regional", acabo teniendo que reconocer que el SPD había "perdido" en Baviera. "Sin embargo", dijo, "estoy totalmente convencido de que la situación en las elecciones federales será otra también en Baviera". Schröder mencionó cinco puntos básicos en los que va a concentrar a partir de ahora su campaña: el desempleo, la educación y formación juvenil, una reforma fiscal justa, la recuperación económica del este del país y la alternativa personal entre él y Kohl. En este último punto, el aspirante reiteró su invitación a Kohl para organizar un debate televisivo cara a cara y señaló que la opción está entre un candidato "no quemado" y otros cuatro años más de Kohl. Lafontaine reconoció que había esperado "un resultado mejor" y afirmó que el SPD no había conseguido movilizar suficientemente a sus partidarios. La candidata socialdemócrata Renate Schmidt, que la noche anterior se había mostrado dispuesta a dimitir, afirmó ayer en Bonn que el partido había luchado como nunca.

En las regionales de Baviera, la CSU siempre ha obtenido un resultado algo mejor que en las federales. Así, en 1994, el resultado regional del 52,8% se transformó en un 51,2% en las federales. Cuatro años antes, en 1990, el 54,9% logrado en Baviera se redujo a un 51%. En ambos casos, los comicios se celebraron en vísperas de las legislativas. Para los socialdemócratas, la diferencia de resultados de las regionales y en las federales han mostrado distinto signo. Así, en 1990, el SPD logró un 26% en las regionales de Baviera y un 26,7% en las federales; en 1994, el resultado socialdemócrata (30%) en las regionales fue mejor que el 29,6% logrado en las federales. El resultado en las ciudades no contribuye a mejorar los ánimos de los socialdemócratas. En Múnich, la capital de Baviera, la CSU mejoró 3,7 puntos, y en Augsburg, lo hizo en un 3,3%, mientras el SPD, sufría una pérdida de 4,7 puntos en Múnich y sólo una mejora de un 0,6 % en Augsburg.

Los Verdes siguen

Distinto signo tuvieron los resultados obtenidos por los liberales, los socios de la coalición gubernamental en Bonn, y los Verdes, potenciales socios del SPD, si este partido gana las elecciones y no se ve forzado a negociar una gran coalición con la CDU. Mientras los liberales sólo conseguían un 1,7% de los votos (1,1 puntos menos que en 1994), Los Verdes aseguraban su presencia en el Parlamento local con un 5,7% de los votos (en 1994 fueron 6,1%). Este resultado, conseguido en circunstancias adversas debido a una serie de afirmaciones poco populares, les ha permitido considerar que se han hecho ya con el papel de tercera fuerza política de Alemania, algo que ha correspondido históricamente a los liberales, un partido que hoy parece en vías de extinción. Su mal resultado bávaro está relacionado, en opinión de Kohl, con su relación ante la Liga de los Deportados. Este grupo de presión, en el que se integran los alemanes que tuvieron que emigrar de Europa del Este al término de la II Guerra Mundial y sus descendientes, quiere compensaciones de la República Checa y Polonia por las deportaciones de posguerra, pretensión que no apoya el Ministerio de Asuntos Exteriores, que dirige el liberal Klaus Kinkel.De los 204 escaños del Parlamento, la CSU tendrá 123 (120 en 1994); el SPD, 68 (70), y Los Verdes, 13 (14). La participación electoral fue del 71%, superior al 67,8% de 1994.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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