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BANDERA DE LA CONCHA

Un duelo muy particular

Orio y San Pedro discuten hoy la bandera de la Concha con un diferencia previa de nueve segundos entre ambos

La Bahía de la Concha discute hoy (12.00, ETB-1), en mayor medida, un diálogo particular que un debate sobre el éxito definitivo. Orio y San Pedro mantienen una discusión privada, hasta ahora inclinada a favor de los amarillos, en cuanto a número de victorias en las competiciones disputadas, pero con intercambio de mensajes contradictorios. La Concha, el sanedrín del remo, dilucidará un nuevo argumento entre ambas tripulaciones. Más difícil resulta que altere la jerarquía del éxito. Orio consiguió en la primera jornada una distancia (9,82 seg.) tranquilizadora respecto a la Libia de San Pedro y definitiva en cuanto a los demás. Las traineras gallegas (Tirán y Perillo), ultimos intervinientes en la tribuna del remo, apenas pueden aspirar hoy a una mejora de su clasificación. Trintxerpe, Koxtape, Donibaneko y Arraun colorean la regata para otorgar interés a los cuadros de honor. La competición es al mejor de ocho, pero el duelo lo libran dos, estirando las posibilidades de San Pedro quizá más allá de lo previsible. El resto disputa batallas particulares que contribuyen a dotar de interés a una prueba deportiva demasiado polarizada. San Pedro recuerda la gesta de 1991, en condiciones similares a las actuales, en la misma medida que Orio apela a la solvencia demostrada a lo largo de la competición y, aún más, de las últimas temporadas. El resto pertenece al entorno. El estado de la mar De salida, la mar, previsiblemente mala, en el momento de la regata, puede modificar las circunstancias. La mar es para todos, pero la gestión de la adversidad puede provocar alteraciones de pronóstico. Orio y San Pedro miran desde ayer a la mar para calcular probabilidades y afinar estrategias. Un factor que añade intensidad a la prueba. Los elementos nunca son despreciables en este deporte. Las calles, tampoco. Una cuestión aleatoria determinada por sorteo que prefigura las primeras impresiones: la calle 3, la buena; la 4, interesante; la 2, desaconsejable; la 1, la más temida, la más desprotegida. Eso es sabido. Sin embargo Orio rentabilizó su inversión la pasada semana bogando en el carril más incómodo; Tirán, no recogió beneficios en el más agradecido. Todo es relativo. Al margen de estas circunstancias incontrolables, a favor de la tripulación que patronea Txiki Larrañaga, juega la estabilidad, la autoestima de saberse líderes de la temporada de regatas y de disputar la prueba con una ventaja cuando menos adecuada. Orio no suele fallar: puede ser vencida (San Pedro lo ha conseguido), pero difícilmente soprendida. A favor de San Pedro funciona la mecánica psicológica. El detrimento que sufrió hace siete días no parece haber aminorado su condición moral. Apelan a su testarudez, a la tradición, a la estadística y a las veces que han conseguido enseñar la popa a Orio con autoridad suficiente. He ahí la discusión. Orio tiene los argumentos; San Pedro los artilugios para llevar el debate a su terreno. Y en esa discusión se librará la bandera de San Sebastián, afectada por los elementos temporales y disminuída por la menor aportación de Tirán, respecto a la pasada edición. Color y disputa El resto pone el color y la disputa vecindaria o profesional. Entre Trintxerpe (3º) y Koxtape (4º) hay una centésima de segundo, la mitad de un suspiro para aspirar al bronce de la principal prueba del remo de banco fijo. Su disputa -y su calidad- pueden acalorar además la discusión principal entre las dos principales traineras de la tanda de honor (Orio y San Pedro). Por detrás les apuran Tirán y Donibaneko a una distancia asequible como para que el reloj mantenga su ritmo a tono entre los aficionados. La Concha mide la grandeza de las traineras. La participación previa (25 en las eliminatorias) recupera la sintonía de un deporte demasiado desafinado. Problemas administrativo-federativos, desigualdades territoriales, sobredosis irracional de calendario, discursos enfrentados atenazan un deporte que sin embargo manifiesta un esplendor de cuadrillas y de expansión territorial (Cantabria, Asturias, Galicia). El dominio de una trainera sobre las otras (en este caso protagonizado por Orio) tampoco ayuda a la competición: incentiva a los rivales y desactiva a los aficionados (no locales). Pero La Concha tiene su pedigrí, por encima de análisis burocráticos, consideraciones de futuro o circunstancias deportivas y ambientales. Es la cita del remo a la que nadie quiere faltar por más que dilucide un pulso particular entre dos tripulaciones.

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