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BANDERA DE LA CONCHA

La primera y la última

Patxi Francés, de Orio, se retira a los 40 años y Borja Granjal, de San Pedro, se bautizó el domingo en La Concha

Mikel Ormazabal

Patxi Francés dirá hoy adiós, esta vez de forma irrevocable. Hizo votos para despedirse hace un par de años por estas mismas fechas, pero el gusanillo del remo le produjo un cosquilleo que le arrimó de nuevo a la trainera. Tras permanecer 17 años agarrado a un remo, los nueve últimos en Orio, este fornido remero donostiarra (1,92 metros y 83 kilos) abandona. Borja Grandal, en cambio, se estrena. Bogó el pasado domingo en la trainera de San Pedro por primera vez en La Concha. Con 20 años (1,90 metros y 80 kilos), emprende su trayectoria como arraunlari (remero). La bahía donostiarra despide al primero y saluda al segundo. El de Orio dobla en edad y en experiencia al pasaitarra. "Yo le aconsejaría a Borja, pese a ser mi contrario, que no pierda nunca la concentración antes de la regata y que en el agua le pegue duro al remo". La lección parte de la acumulación de 12 participaciones en La Concha y la obtención de tres banderas en San Sebastián (1982, 1996 y 1997). "Aunque es mi primer concurso en La Concha, comencé a remar con 13 años", le replica Borja Grandal. La proximidad de la retirada no ha alterado una pizca la tranquilidad de Patxi Francés porque afronta la regata donostiarra "con la misma ilusión que la primera vez. A diferencia de otros años, estoy más distraído y ajeno a la circunstancia de ser la última vez". Ayer repitió el mismo plan de las vísperas de regatas: "Tengo la costumbre de alejarme de la Parte Vieja porque allí tropiezo cada dos metros con la gente. Suelo subir al parque de atracciones de Igeldo con mis dos hijos y mi mujer para abstraerme". Borja Grandal no pudo despojarse del nerviosismo y se acurrucó a la sombra de los veteranos de su equipo, pese a lo cual confiesa que "las piernas te tiemblan y notas el peso de la responsabilidad. En cuanto soltamos la estacha sólo pensé en llegar cuanto antes a la meta". Una semana después de su estreno aún no se ha atrevido a encender el vídeo para revisar la regata porque "no he tenido tiempo y tampoco quiero llevarme una desilusión, pero la veré porque de todo se aprende". Francés viaja en la tercera tosta por la banda de babor y Grandal se sienta en la segunda por estribor. El de Orio ha sido marca (el que va delante del patrón y marca el ritmo de la palada), pero nunca ha estado en los puestos más próximos a la proa porque "soy muy pesado". El sampedrotarra también ha remado siempre más cerca de la popa, aunque le gustaría probar en la zona opuesta de la trainera. Borja viste de morado desde la categoría cadete. El caso de Patxi Francés, en cambio, es distinto dado que empezó a remar muy tarde, con 24 años y "por una casualidad". Ha estado en Fortuna, Donostia, Hondarribia, Zumaia, Donostia y Orio. Semejante bagaje le han dejado secuelas imborrables en su cuerpo. Entre otras, una cicatriz que recorre toda la extensión de las palmas de las manos, y el dedo meñique de la derecha morirá haciendo un ángulo recto. Cuando Patxi Francés escucha hablar de San Pedro no esconde alabanzas para destacar el carácter "machacón" de sus remeros: "Al comenzar la temporada yo veía otro enemigo más peligroso: Koxtape. Sin embargo, San Pedro ha dado el callo, lo que demuestra que es gente muy dura. Si les ganas, les ganas por muy poco. Con San Pedro como rival 20 segundos no son suficientes". Los elogios se devuelven desde la bahía pasaitarra. Borja Grandal califica a Orio como "una trainera muy completa, con gente muy fuerte. Lo más destacado de Orio es su remada, una palada corta sin tumbarse tanto hacia la proa". Grandal coincide con Francés al certificar el temperamento testarudo de San Pedro: "Aunque los entendidos no daban una peseta por nosotros, dentro de la trainera estábamos convencidos de nuestras posibilidades. En noviembre del año pasado ya se veía que el bote iba muy bien, mejor incluso que el año pasado. Hicimos los mejores ergómetros de nuestra vida". En Orio ocurre que la motivación que desprenden los remeros contagia: "el entusiasmo de la gente para entrenar. A nivel humano Orio es distinto a los demás", asegura Patxi rancés. En el seno de este club existe una máxima inquebrantable: "Mientras haya una competición en el agua, allí tiene que estar Orio para ganarla, recuerda el remero donostiarra. Para redondear la faena librada el pasado domingo, Borja Grandal garantiza que San Pedro está dispuesto a dar la sorpresa. En su pueblo las paredes están decoradas con carteles recordando la hazaña lograda por la Libia en 1991, cuando lograron la Bandera de La Concha en la segunda jornada remontando una diferencia desfavorable semejante a la actual. En Orio están preparando el modo de dedicar su tercer título consecutivo en la bahía donostiarra a Batista Olviden (recientemente fallecido), que acumuló 13 banderas como remero.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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