_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mudanzas

El gran proceso de transformación y de regeneración del tejido urbano que está sufriendo Bilbao parece haber desatado la fiebre de las mudanzas. Ninguna institución que se precie de tener cierta importancia en la villa quiere quedarse fuera de este baile de traslados: clubes deportivos, instituciones académicas, organismos de la Administración pública, todos buscan un hueco en la zona de Abandoibarra o aledaños donde poder desarrollar su actividad. Diríase que quien se quede fuera de este Manhattan local no va a pintar nada en la vida social de la ciudad. En medio de esta orgía urbanística, es ahora la Diputación la que plantea un ambicioso proyecto de traslado de todas sus oficinas y servicios a la tan traída y llevada torre proyectada por el arquitecto César Pelli y que está llamada a ser el edificio central -al menos, el más visible- de toda la zona. Con este anuncio, la institución foral se suma al movimiento de traslación institucional y, de paso, acaba con las razonables dudas suscitadas en no pocos técnicos sobre la demanda real que podían tener las oficinas de la mencionada torre. Ahora bien, es lógico pensar que la incertidumbre sobre la capacidad real de ocupación de tanta oficina en Abandoibarra se traslade ahora a todos los edificios de propiedad foral del centro de Bilbao que quedarían vacantes y que, con su salida al mercado, representarán una oferta inmobiliaria de gran envergadura. El anuncio del Consejo de Gobierno de la Diputación acredita una notable capacidad de la institución por actuar como promotor urbanístico. Hace sólo unos años, todas las instalaciones de la Hacienda foral fueron trasladadas a la Feria de Muestras, en una operación que muchos entendieron que estaba destinada a cubrir un claro exceso en la oferta de oficinas en dicho lugar. Aquel traslado se anunció también como "de coste cero" y al final acabó en un relativo fiasco al no poderse recuperar, a través de la subasta del Edificio Sota, la inversión realizada en la operación. Ahora se insiste de nuevo en el nulo coste que a la ciudadanía le supondrá la mudanza general. Sin embargo, el común de los mortales se pone a temblar cuando lee en los periódicos que aquel inmueble de la Feria de Muestras, adquirido hace cuatro años en 4.500 millones, saldría a la venta ahora en poco más de 2.900. Es cierto que el caso que nos ocupa se trata de una operación más amplia, en la que los costes deberán ser evaluados globalmente, pero los antecedentes están ahí para ser tenidos en cuenta. Puede que con esta nueva propuesta la Diputación Foral pretenda dinamizar la demanda de suelo en la zona, haciendo viable un proyecto de enorme coste y elevado riesgo financiero, como es la famosa torre de Pelli. Sea como fuere, es de esperar que una apuesta de esta envergadura sea analizada con todo el rigor que se merece, tanto en lo referente a sus costes reales, como a otros efectos que pueda desencadenar sobre el mercado inmobiliario. Y si las cosas no estuvieran claras, mejor aplicar la máxima ignaciana: en tiempos de duda, no hacer mudanza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_