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Los zapatos buscan escaparate

Llevan dos años solos, aburridos, metidos en cajas, sin nadie que los visite, amontonados en una nave del polígono Campoalto de Elda, en la comarca del Vinalopó. Los zapatos, máquinas, óleos y enseres relacionados con la industria zapatera que conforman el Museo del Calzado de esta villa han permanecido almacenados allí desde que, en 1996, los responsables del Instituto de Formación Profesional La Torreta decidieran destinar a otros usos las salas donde permanecían expuestos desde 1992. Tras dos años sin poder exponer sus fondos, el museo se reabrirá, previsiblemente en noviembre, en un edificio habilitado al efecto. Esos dos años tendrían que haber sido dos meses, pero las obras de construcción del inmueble se complicaron y alargaron el plazo. La Consejería de Industria se hizo cargo del proyecto y eligió como emplazamiento los solares anejos a las instalaciones que, antes de que se creara la Institución Ferial Alicantina (IFA), acogían la Feria Española del Calzado y la Industria Auxiliar (FECIA). La partida presupuestaria fue de 500 millones. La aparición de problemas en la estructura del edificio en 1997 provocó la paralización de las obras durante un año. Hubo una pequeña pugna entre Ayuntamiento y Consejería para decidir qué institución debía poner el dinero que faltaba para que el edificio acabara de construirse. Se llegó a un acuerdo basado en el pago compartido. De los 70 millones necesarios, 40 serían del Consistorio y 30 de la Consejería. Aun así, hubo que esperar a que ambos aprobaran sus respectivos presupuestos para 1998. Ayer mismo le fueron entregadas al director del patronato del museo, José María Amat, las llaves del anhelado edificio, y hoy está prevista la llegada de los camiones de la empresa barcelonesa que ha fabricado las vitrinas en las que se expondrán los zapatos y utensilios para su fabricación que, durante dos años, han esperado ansiosos que alguien se decidiera a ponerlos en un escaparate. "Vamos a hacer todo lo posible para inaugurar el museo en noviembre", señala Amat. El director desearía disponer de más tiempo, pero la confirmación de que un miembro de la familia real podrá asistir a la reapertura impone que todo esté listo para las fechas que marque la agenda regia. "No podemos desaprovechar una oportunidad así", asegura Amat. Seis objetores, una secretaria y las directrices del maestro zapatero Esmerando Rico son las armas con las que cuenta Amat en su contrarreloj. El nuevo museo se distribuirá en cuatro salas, ocupará tres de las cinco plantas del edificio y se extenderá por una superficie total de 2.000 metros cuadrados. La mayor de las salas se destinará a la colección de máquinas de finales del siglo pasado y principios del XX, una de las más valiosas del museo, por cuanto contiene piezas únicas. Sólo se expondrán 50 de las 210 que hay catalogadas, y abarcan desde primitivas máquinas de coser inglesas hasta un curioso artefacto para sentar suelas de una factoría ilicitana que data de 1920 y que era apodado como la bicicleta. La segunda sala albergará los fondos bibliográficos del museo, que supera los 3.500 ejemplares, mientras que las dos de la primera planta estarán dedicadas a zapatos de personajes famosos, calzado antiguo, herramientas y ejemplares premiados en diferentes concursos. Además de un emplazamiento digno para verdaderas joyas de anticuario que ahora acumulan polvo a pesar del empeño de los objetores por mantenerlos en buen estado, la apertura del museo supondrá el fin de muchas decepciones. Las de los visitantes, que ante la falta de información oficial respecto al cierre temporal de las instalaciones acudían a Elda para encontrarse con las puertas cerradas. La única vía para visitar el museo durante estos dos años ha sido la virtual, posibilidad abierta a todos los usuarios de Internet que visitaran la web del patronato. José María Amat sabe de las personas que se han quejado por haber realizado un viaje en vano y se excusa en la imprevista prolongación de las obras del nuevo edificio. Y puntualiza: "La única actividad del museo que se ha suspendido a lo largo de estos años ha sido la visita". Amat destaca que las actividades que realiza habitualmente el patronato, como la organización de concursos periodísticos sobre el calzado y los talleres de formación para profesionales de la industria zapatera, han continuado con normalidad. El director menciona con orgullo el taller de elaboración manual de zapatos ortopédicos. "El 2% de la población tiene problemas en los pies, y con la desaparición progresiva de los zapateros remendones cada vez queda menos gente que sepa elaborar prótesis o confeccionar calzado para pies con malformaciones", señala. Los voluntarios, objetores y empleados del patronato también han trabajado en la continua adquisición de nuevas piezas que sólo han podido ver ellos. Arrinconadas, estas piezas esperan que llegue el momento de ser admiradas por miles de visitantes. Si las siempre abiertas bocas de los zapatos pudieran emitir sonidos, exclamarían: "¡ya va siendo hora!"

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