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La Guardia Civil investiga al supuesto asesino de Sonia Rubio por otro crimen en Castellón

María Fabra

El detendio como supuesto asesino de la profesora castellonense Sonia Rubio podría ser responsable de otro crimen de características similares, el de la joven Amelia Sandra García. El inculpado, Joaquín Ferrándiz Ventura, de 35 años, definido ayer por sus compañeros de trabajo y sus amigos como una persona de trato impecable, fue sometido a seguimiento por la Guardia Civil desde que en febrero fuera identificado por una mujer que sufrió un intento de agresión. En la investigación, se comprobó que frecuentaba de madrugada el Polígono Los Cipreses, donde se ubican numerosas discotecas. Según la Gurdia Civil, no onocía a sus víctimas, pero hacía un minucioso seguimiento de sus movimientos.

En ambos casos, el de Sonia Rubio y el de Amelia Sandra, coincide el tipo de mujer, joven, extrovertida y de complexión y estatura media. Además, tanto una como otra desaparecieron de madrugada y fueron vistas por última vez a la salida de una discoteca. La desaparición de la primera se produjo en julio de 1995 en Benicàssim y su cadáver no fue encontrado hasta noviembre del mismo año en un recóndito paraje de Oropesa. En el segundo caso, las fechas van desde septiembre de 1996 en la capital de La Plana hasta marzo de 1997, cuando el cadáver fue hallado en una balsa de la localidad de Onda. La forma de actuar de ambos casos también coincide. Además, las dos aparecieron maniatadas y medio desnudas. Todo ello ha desembocado en un minucioso análisis de los informes forenses para hallar puntos en común. Después de siete horas de interrogatorio ante el titular del juzgado número 8 de Castellón, José Luis Albiñana, Ferrándiz Ventura, que es el mayor de tres hermanos y vive en Castellón con su madre, admitió haber protagonizado dos agresiones sexuales, pero en ningún caso los asesinatos. Pese a ello, el juez le procesa por detención ilegal, abusos sexuales y el presunto asesinato de la profesora castellonense Sonia Rubio Arrufat. El juez cuenta con pruebas, entre las que se encuentra el análisis de varios objetos requisados en su vivienda tras un registro domiciliario efectuado la pasada semana. Entre ellos, al parecer, ha sido examinada una cinta aislante, el mismo material utilizado para amordazar a Sonia Rubio. Además de Ferrándiz, el juez ha tomado declaración al que fuera su compañero de celda durante seis años, desde 1989 hasta 1995. Éste último había sido encarcelado por el asesinato de su esposa. Tras este interrogatorio se comprobó que las circunstancias de la muerte de Sonia Rubio son muy semejantes a las del crimen cometido por dicho preso. El historial del presunto asesino se remonta a 1989, cuando fue acusado de una agresión sexual, por lo que en 1990 fue condenado a 14 años. Según relató ayer Juan Ignacio Badenes, el letrado que llevó entonces su defensa, los hechos se produjeron una mañana de junio, cuando la víctima circulaba en ciclomotor por el camino El Palmeral que discurre entre Benicàssim y Castellón. Según la sentencia condenatoria, el acusado provocó un accidente que le produjo heridas a la joven. Ferrándiz paró para asistir a su víctima, al igual que lo hicieron los ocupantes de otro vehículo, que fueron quienes posteriormente lo identificaron. Al trasladar a la joven a un centro hospitalario, la agredió. Poco después la abandonó cerca del hospital. Su informe psiquiátrico lo definió entonces como una persona normal, sin alteraciones psicológicas, dependiente de la aprobación social. Ahora, sin embargo, las técnicas sobre psicología criminal destacan de él su altísimo coeficiente intelectual y su perfil de psicópata (una vida ordenada y doble personalidad). Ferrándiz no estuvo sólo en este juicio. Sus amigos y familiares se volcaron con el convencimiento de su inocencia. En abril de 1995, obtuvo la libertad condicional. Durante su etapa en la cárcel destacó por su buen comportamiento y su labor en la revista de caracter interno La Saeta. En marzo de 1996 comenzó a trabajar como autónomo para una empresa de seguros, donde hacía labores de recepción y chequeo de vehículos. Sus compañeros de trabajo lo definieron ayer como una persona "absolutamente normal". En la empresa estuvo trabajando hasta este mismo mes de julio, fecha en la que se le detuvo en su misma oficina. Después, el juez ha vuelto a la oficina con el presunto asesino. La pista clave llegó en febrero de este año, cuando se presentó una denuncia por agresión sexual similar a la cometida en 1989. En este caso, la víctima logró huir no sin antes moder un dedo a su agresor, a quien identificó posteriormente, tras coger parte de la matrícula de su coche. Con este suceso, la Guardia Civil inició un seguimiento encubierto. Se detectaron acciones extrañas, que podrían coincidir con el seguimiento de las jóvenes. Sin embargo, hasta el pasado 29 de julio no se produjo la detención. Un accidente sufrido por la que apuntaba ser su siguiente víctima frustró el nuevo ataque. Al parecer, no conocía a sus víctimas pero efectuaba sobre ellas un amplio seguimiento. La Guardia Civil no descarta que en alguna agresión fuera ayudado por otra persona.

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