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La UE designa a un segundo hombre en Kosovo tras el rechazo serbio a González

Xavier Vidal-Folch

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) nombraron ayer un enviado especial a la región de Kosovo, que deberá colaborar con el representante (tanto de la OSCE como de la UE) para los asuntos de la ex Yugoslavia, el ex presidente del Gobierno español Felipe González.La iniciativa partió del alemán Klaus Kinkel, tras una sugerencia del comisario Hans van den Broek, según la cual la oposición del líder serbio a aceptar la mediación de González requería un nuevo gesto, "puesto que Europa carece de representante sobre el terreno". Pero nadie garantizó que el segundo enviado (cuyas tareas se circunscribirían a Kosovo, y no a todos los problemas serbios, tarea de González) cuente con el plácet del hombre fuerte de Belgrado, Slobodan Milosevic.

Para enviarle una señal de dureza y disipar la sensación de inoperancia europea en defensa de los kosovares, los Quince lograron ayer recuperar la unanimidad sobre las sanciones al régimen de Belgrado. El griego Theororos Pangalos se comprometió a levantar su veto a la prohibición de vuelos comerciales serbios a los países de la UE.

En realidad, este gesto resultaba ya inútil, porque un nuevo Consejo de Ministros previsto para el martes próximo iba a adoptar la sanción por mayoría cualificada. Es algo jurídicamente posible, aunque sea un tema de política exterior que requiere normalmente la unanimidad, puesto que la decisión venía de una posición común adoptada por consenso.

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