Coletazos de la temporada más soporífera

Sí, ya queda menos para que finalice la más soporífera temporada taurina de los últimos años en Barcelona (en 22 festejos sólo una faena premiada con las dos orejas, la de José Tomás). Es un consuelo, aunque, a decir verdad, más consuelo sería que en las dos corridas que quedan surgiese algo que aquí ya parece que sea un milagro: un toro bravo y un torero inspirado.En la ocasión que nos ocupa era muy esperada la corrida portuguesa de Palha, pero cuatro de sus reses tuvieron que ser sustituidas por otras tantas de Buendía, ganadería que no se halla en un buen momento, pero que sigue siendo un pozo de casta.

Vinieron en el tipo de la casa, o sea con poca caja, lo que en los últimos años, además de su bache, los ha apartado de los grandes cosos. De los de Palha quedaron dos: el segundo (impresentable) y el tercero (mansurrón en los primeros tercios, pero que llegó a la muleta con un buen pitón derecho).

El francés Denis Loré, no hizo, a la larga, lo que debía con su primero, amarrarlo a la muleta a las primeras de cambio (luego el astado hizo amagos de rajarse y desarrolló sentido).

En el cuarto toro siempre quiso hacer las cosas bien, con orden en la lidia. El muleteo fue algo desigual, pero tuvo momentos de acusada torería, hasta que la res acabó muy parada y el diestro aguantó muy firme.

Lidia infame

El segundo, manso y violento, recibió una lidia infame en el tercio de varas, en el que fue machacado y José Ignacio Ramos se limitó a unas infructuosas probaturas. El quinto, también violento, no pudo ser sometido por Ramos, después de un espectacular y supersónico tercio de banderillas conjunto con Ferrera. Hubo dudas con la muleta, con un José Ignacio Ramos a la defensiva, pero que acabó matando con su contundente estilo.Otro tercio de varas con una lidia desastrosa fue el del mansurrón tercero, que, sin embargo, rompió a embestir a la muleta con boyantía por el pitón derecho. Antonio Ferrera estuvo decidido y vibrante con la diestra en una faena breve, rematada con estocada baja y seis descabellos.

Estuvo valeroso y algo encimista con el sexto, que comenzó boyante, pero pronto se paró, intentando alargar la embestida, no dejándole ver más que muleta. Ferrera dio demasiadas voces, pero tiró bien de la pronto remisa embestida del astado, acabando de tres pinchazos y una estocada corta.