Un líder negro defensor del terror reúne a miles de jóvenes en Harlem
La policía de Nueva York dispersó ayer una manifestación de jóvenes negros en el barrio de Harlem cuando su organizador comenzó a lanzar consignas de violencia contra las fuerzas de seguridad. Khalid Abdul Muhammad, a quien el líder de la Nación del Islam, Louis Farrakhan, despidió por extremista, animó a su audiencia a que quitaran las armas a los agentes que vigilaban el mítin. Era el momento culminante de una polémica cita que el alcalde Rudolph Guliani había tratado de impedir.
El alcalde y la policía se sumaron a las presiones contra la marcha, de forma que la manifestación quedó muy lejos de la histórica marcha del millón de hombres sobre Washington de 1995. Al menos seis personas resultaron heridas en los enfrentamientos.La polémica había empezado hace varias semanas, cuando el alcalde Giuliani, trató de impedir la manifestación por la vía legal. Un tribunal levantó la prohibición en el último momento pero con un estrecho límite geográfico, a lo largo del bulevar Malcom X de Harlem, y con un límite horario tras el cual la policía estaba dispuesta a dispersar al personal con mano dura. La policía esperaba 10.000 asistentes, y desplazó a la zona a más de 3.000 agentes, una circunstancia completamente insólita. "Esto es una cita basada en el respeto y la liberación negra", dijo el llamado ministro de información Quanel X, colaborador de Muhammad. Pero Muhammad, un ex delegado de Louis Farrakhan, fue una de las víctimas del lavado de imagen que hizo la Nación del Islam en 1994, después de que su líder llamara "chupadores de sangre" a los judíos e insultara también a Juan Pablo II y a los homosexuales. Muhammad insiste en la línea dura y repitió el pasado miércoles que "los judíos son los chupadores de sangre de la comunidad negra. Nuestras comunidades empobrecen y las suyas se hacen más ricas y más blancas". En el número de esta semana de la revista New York, Muhammad congratula a Colin Ferguson, el negro que mató a seis personas a tiros en un tren de Long Island por considerarse víctima del racismo. "Yo no digo cosas como "mata al enemigo"; yo realmente quiero matar al enemigo", declaró Muhammad. El Ayuntamiento de Nueva York consideraba que la manifestación de ayer era de alto riesgo y se trataba de un evento para promover la violencia y el terror. La misma postura habían expresado otros grupos, congresistas y comunidades de vecinos, incluyendo muchos representantes de la comunidad negra.
La policía impidió el acceso en algunos puntos, pocos minutos después del inicio. Ante la posibilidad de enfrentamientos, Quanell X manifestó que "cada vez que un negro se planta, se convierte en un objetivo. Tienen miedo del black power, pero nosotros no somos negros. Somos los herederos del holocausto africano".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.