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Matutes prevé retrasos en el proceso de ampliación de la Unión Europea

El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, prevé retrasos en el calendario de ampliación de la Unión Europea (UE) a los países del centro y el este de Europa, lo que tal vez contribuya a "aliviar y oxigenar" la negociación de los presupuestos comunitarios. Este asunto constituye, en opinión del jefe de la diplomacia española, la "gran negociación sobre la ampliación europea". El debate sobre los dineros de la Unión, que será "duro y franco", ganará intensidad cuando se conozcan los resultados de las elecciones alemanas del día 27.

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El calendario europeo domina la agenda del ministro de Exteriores en este comienzo de curso, que se anuncia decisivo para la configuración de la Europa de principios del siglo XXI."Empieza lo que podemos llamar, sin temor a exagerar, la gran negociación de la ampliación, que abordamos con mucha confianza en nuestras razones. La constatación de las grandes dificultades que van a existir para cumplir el calendario de las primeras adhesiones tal vez contribuya a aliviar, a oxigenar, la negociación de los próximos presupuestos y permita que las pretensiones españolas tengan mejor acomodo", afirmó Matutes a este periódico. Polonia, Hungría, la República Checa, Eslovenia, Estonia y Chipre son los países invitados a formar parte, en una primera fase, de la futura Unión. Para el ministro español, las dificultades con que se enfrentan muchos de esos países para cumplir con una rápida adhesión tienen más que ver con hábitos sociales heredados de los años del "socialismo real" que con la complejidad de trasladar a las leyes de esos países la legislación comunitaria. "Debo señalar, sin embargo, que polacos, checos y húngaros, así como los demás países, están haciendo un gran esfuerzo para superar esas carencias", añadió.

Matutes afirmó que el Gobierno español está dispuesto a ser un socio activo en el núcleo duro de la UE, a trabajar activamente en la configuración de la nueva unión, y a hacerlo sin perjuicio de lo que es la defensa de los intereses nacionales.

La política de cohesión

España defiende -frente a la pretensión de los países con mayor renta por habitante de reducir su contribución a las arcas comunes- que se debe salvaguardar la política de cohesión y acercar progresivamente el nivel de riqueza de todo los territorios de la UE. En ningún caso los países de menor renta, que hoy reciben fondos, deben financiar la ampliación al centro y el este de Europa, sino que deberá ser una tarea compartida proporcionalmente al nivel de riqueza.Los presupuestos de la UE para el periodo 2000-2006, que determinarán el futuro de temas tan sensibles como la Política Agraria Común, que se lleva el grueso del presupuesto comunitario, o las ayudas que canalizan los Fondos Estructurales, deberían estar terminados para marzo del próximo año, pero su "amplia experiencia comunitaria" le indica al ministro español que no estarán cerrados "hasta junio o quizá más tarde". Lo que se avecina, por tanto, será una larga y difícil negociación, llena de vaivenes y posiciones de fuerza.

Las críticas recibidas desde la oposición a la forma en que el Gobierno del Partido Popular conduce su política exterior, y concretamente la europea, no preocupan demasiado a Matutes. "Hasta ahora, básicamente, hemos sabido preservar esa importante parcela de política de Estado que es la política exterior, porque aquí el Gobierno y la oposición deben hacer una auténtica labor de equipo," dice; "si se empieza a utilizar la política exterior como un arma de desgaste del Gobierno, nuestros competidores tomarán nota y se aprovecharán de ello".

El ministro esgrime la necesidad de que todas las fuerzas políticas se unan en "la batalla de los Fondos Estructurales", que los socialistas ponen como ejemplo de lo que ellos nunca harán. El PSOE recuerda a menudo cómo José María Aznar llamó "pedigüeño" a Felipe González cuando negociaba los fondos en la cumbre de Edimburgo.

Matutes, poco partidario de entrar en controversias, recuerda "el gran error" que se cometió "contra la ministra Loyola de Palacio, que, en un momento muy delicado de la negociación sobre el aceite, recibió ataques que superaron los límites de lo razonable. "No es un buen precedente, pero es más la excepción que confirma la regla del apoyo de la oposición", concluye.

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