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Pujol celebra que Aznar nombre secretario de Infraestructuras a un ex consejero catalán

Enric Company

Jordi Pujol aplaudió ayer como "muy positivo" el nombramiento del ex consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Albert Vilalta, como secretario de Estado para Infraestructuras. Pero dejó claro que ello no significa que un miembro de CiU haya entrado en el Gobierno central. En cambio, el presidente del PP catalán, Alberto Fernández Díaz, celebró que aumente la menguada nómina de catalanes con altos cargos en el Gobierno de Aznar. "Eso nos permitirá explicar mejor a la sociedad catalana la gestión de nuestro Gobierno", afirmó. Al mismo tiempo que colaboran, los nacionalistas y los conservadores compiten para presentarse como los interlocutores del Gobierno ante la sociedad catalana.

Para Jordi Pujol es una buena noticia que un antiguo colaborador suyo se encargue desde el Ministerio de Fomento de la creación de las grandes infraestructuras, a las que el presidente catalán otorga desde hace dos años la máxima prioridad. Albert Vilalta es un ingeniero de Caminos que, pese a ser tenido como técnico, ha ocupado cargos relevantes en varios gobiernos de la Generalitat. Primero en 1979, como director general de Transportes durante la presidencia de Josep Tarradellas, a propuesta de los socialistas; después, ya con Pujol, como secretario general del Departamento de Política Territorial y, luego, entre 1991 y 1996, como consejero de Medio Ambiente.Pujol recordó ayer que cuando en 1996 negoció los acuerdos de Gobierno con el PP, insistió en que Vilalta ocupara la presidencia del Ente Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), encargado de llevar a cabo la conexión del tren de alta velocidad con la red europea. Ahora lo podrá hacer con mayor autoridad.En cualquier caso, tanto en su etapa de colaboración con CiU como desde que se incorporó a Fomento, en el que ahora sustituirá a Joaquín Abril Martorell, Vilalta ha mantenido la condición de no afiliado. Los dos partidos que forman CiU se han enzarzado este verano en una polémica sobre la conveniencia de que los nacionalistas participen directamente en el Gobierno central. Y aunque Pujol se mostró plenamente satisfecho ayer por este nombramiento, subrayó que "no supone la incorporación de un miembro de CiU al Gobierno". Ni tampoco es lo mismo, precisó más aún, que entrar en el Gobierno "por razones políticas", como sería hacerlo en representación de CiU.

El consejero de la Presidencia, Xavier Trias, especificó además que la designación de Vilalta no se ha realizado a propuesta de CiU y que no tiene el carácter de gesto político hacia los nacionalistas. La atribuyó a la probada eficacia de Vilalta en el desempeño de los cargos que ocupa. Trias dijo que este nombramiento le merece "un diez". Es un "gesto de Aznar hacia él mismo y hacia que las cosas a nivel de Estado funcionen, porque aseguro que este señor las hará funcionar", dijo.

Regalo del cielo

Muchos de los objetivos que Pujol persigue en materia de grandes infraestructuras de comunicaciones dependen de Fomento o son competencias compartidas entre varias administraciones. Entre ellos figura, además del enlace con la red europea del ferrocarril de alta velocidad, la ampliación del puerto de Barcelona, la construcción de una tercera pista en el aeropuerto de El Prat, y el desvío del tramo final del río Francolí.La revalorización de los escasos miembros catalanes del Gobierno de Aznar ha sido acogida como un regalo del cielo por Alberto Fernández Díaz, que basa gran parte de su labor de implantación del PP en Cataluña en la demostración de que "es" el partido del Gobierno. Vilalta es el tercer catalán que ocupa una secretaría de Estado. Los otros dos son Santiago Fisas, que lo es de Deportes, y Jorge Fernández Díaz, de Administración Territorial. La reciente designación del único ministro catalán, Josep Piqué, como portavoz del Gobierno ha incrementado las expectativas del PP para rentabilizar en Cataluña su actuación en el Gobierno y es el factor que ha alimentado la polémica entre los nacionalistas acerca de la conveniencia de entrar en el Ejecutivo.

Acerca de esta cuestión, Trias puntualizó ayer las condiciones que en su opinión deberían darse para que CiU se integre en el Gobierno. Debería haber "una situación autonómica estabilizada", debería desaparecer "este miedo que hay hoy hacia los nacionalistas", debería haber una financiación autonómica que no obligue "a estar todo el día pidiendo más dinero" y, en fin, sintetizó, lograr "una situación de soberanía y no de dependencia como hay ahora".

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La dirección de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que hace un mes reabrió esta polémica en CiU, decidió ayer en su primera reunión del nuevo curso que ahora no es el momento de continuarla. Su líder, Josep Antoni Duran, explicó que Unió mantiene el criterio de que no hay que rechazar la participación en el Gobierno, pero que el debate debe llevarse a cabo "cuando se den las circunstancias para ello". Y ahora no se dan, concluyó. Duran sí mantiene el debate sobre sus posibilidades de ser el número dos tras Jordi Pujol en las listas de CiU.

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