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La polémica con la Iglesia bate todos los récords de asistencia al Aquelarre de Cervera

Un total de 30 sacerdotes de distintas parroquias de la comarca de la Segarra habían calificado de "fiesta de borrachera y magia negra" el Aquelarre de Cervera. Algunos de los resultados de la condena fueron visibles en la noche del sábado. Entre 25.000 y 40.000 personas, según las fuentes, asistieron al rito pagano: nunca había ido tanta gente. No hubo incidentes destacables. Tan sólo, según la Policía Local, "algún alboroto disperso" y las quemaduras leves que sufrió un joven diable durante el correfoc.

Los organizadores del Aquelarre, según informa la agencia Europa Press, estaban contentos con la alta participación y no dudaron en calificar de "gran éxito" la edición de este año, que se amplió de uno a tres días. Montse Ortiz, coordinadora y gerente, dijo que una parte del éxito cabía atribuírselo a la Iglesia y su campaña de publicidad indirecta. Otro factor del éxito, y que Ortiz apuntó, fue la celebración de la Fira del Gran Boc, que se ha ido llevando a cabo de forma paralela y en la que han intervenido personajes tan populares como el Mago Félix o Mariló Casals, muy conocida en Cataluña por su participación como vidente en un programa de la televisión autonómica. El Aquelarre tuvo su momento culminante cuando de madrugada, y como mandan los cánones, hizo su aparición el macho cabrío bajo una lluvia de fuegos artificiales. Antes de esa aparición, los asistentes disfrutaron del estreno de una ópera de rock, original de los artistas locales Lluís Santfeliu y Joan Puig, que se desarrolló entre la plaza de la Universidad y la explanada del castillo. Para permitir una mejor visualización del acto, el Ayuntamiento habilitó un pantalla gigante en la plaza de la Universidad. En el montaje escénico y musical participaron 200 artistas locales, sumados músicos, coro, cantantes y bailarines. La coreografía fue dirigida por Eva Fernández. La ópera estaba dividida en tres actos y era un canto a la brevedad de la vida, a los vicios y los pecados y a la apoteosis sexual. Los organizadores creen que la ópera dio "homogeneidad" al Aquelarre, ya que entre acto y acto los participantes podían acudir a los diferentes bailes o realizar consultas a los videntes que se habían instalado en las calles. El 23 de agosto, un grupo de sacerdotes distribuyó en varias parroquias de la comarca un escrito en el que se criticaba al Aquelarre por ser contrario a la ciencia y a la razón: "Pensamos que es una fiesta inadecuada a los tiempos que vivimos", declaró Jaume Vilardell, uno de los firmantes. En el documento también se subrayaba que el Aquelarre no es una fiesta arraigada en Cervera, porque la mayoría de la gente sufre ruidos, incomodidades y desperfectos.

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