En marcha contra el terrorismo

Francisco Fernández Peláez, medalla de bronce de marcha en el campeonato europeo de atletismo de Budapest, firma autógrafos, uno tras otro, rodeado por una chiquillería que esgrime impaciente papel y lápiz. Una profesora de colegio trata en vano de controlar a los chavales. "Yo trato de inculcarles el amor por el deporte", comenta la mujer al campeón de Europa. Peláez asiente: "Es muy importante, porque aleja a los jóvenes de otras cosas". Francisco Peláez es uno de los muchos atletas que ayer participaron en los premios de marcha y de fondo que se celebraron en la localidad sevillana de Alcolea del Río. Esta cita veraniega no es nueva: tiene ya una solera de 19 años. Lo realmente novedoso es que desde el año pasado se enmarca dentro de la Semana del Deporte contra el Terrorismo y la Violencia, que organiza el Ayuntamiento de la localidad con la ayuda de otros colectivos. El gancho para su éxito reside en la presencia de atletas de renombre nacional e internacional, que se prestan gustosos a colaborar y, además, les sirve de entrenamiento para futuras citas deportivas importantes. El promotor de toda esta historia, en el ámbito deportivo, es Ángel Saldaña, natural del Alcolea, residente en Cataluña desde hace 40 años y, hasta hace muy poco, entrenador del equipo de atletismo del F. C. Barcelona. "Hace 19 años propuse crear esta prueba cuando venía al pueblo de vacaciones", explica. Desde entonces, cuando comenzó el Gran Premio de Fondo, hasta ahora, cuando se cumplen también 12 años desde el primer Premio de Marcha, muchos atletas de renombre han acudido a la llamada de Ángel Saldaña para brindar su apoyo a una prueba que cada vez goza de mayor prestigio. Francisco Remesal es el coordinador y organizador del evento. "A raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, un pleno del Ayuntamiento decidió declarar a Alcolea del Río Villa del deporte contra el terrorismo, como una forma de participación pacífica contra esos actos de barbarie", explica. Tres años atrás, Alcolea ya celebraba un campeonato de natación con esta máxima, pero hacer de las pruebas de atletismo un motivo más de repulsa de la violencia fue un paso adelante. Si el año pasado el tristemente homenajeado fue el concejal de Ermua, este año el recuerdo ha sido para Alberto Jiménez Becerril y su esposa, Asunción, que fueron asesinados por ETA el invierno pasado. "Yo creo que cuando la gente hace deporte, no se dedica a pensar en hacer barbaridades", señala Antonio Egea, campeón del mundo de marcha en 30 kilómetros en la categoría de veteranos. Antonio se declara un enamorado de esta prueba de marcha a la que no ha faltado desde que comenzara hace 12 años. "He visto campeonatos nacionales peor organizados que éste", explica. "Además, aquí la gente es estupenda y se vuelca con los atletas". Egea sólo le reprocha a la prueba la fecha en que se desarrolla, porque normalmente durante el verano los atletas descansan y llegan a Alcolea con poco entrenamiento a sus espaldas. "Este año, sin embargo, me ha venido muy bien, porque en menos de un mes se celebra el campeonato europeo de marcha para veteranos", cuenta. María José Briz, también campeona del mundo de marcha, consiguió ayer el primer puesto en las pruebas femeninas. "Ya era hora de que quedara primera en España", comenta con una sonrisa. También ella ha acudido a la llamada de Saldaña, aunque éste es su primer año. "Venimos para tratar de promocionar la marcha, porque a veces se nos deja un poco de lado", cuenta esta veterana que aprovecha la cita de Alcolea para entrenarse. También Roberto Rodríguez, un atleta salmantino que acude por quinto año consecutivo, pisó ayer el escalón más alto del podio. "Para mí ya es todo un clásico", explica. "Lo paso estupendamente, veo a los amigos y conozco a muchas personas". Alejandro Baeza, que ayer quedó segundo después de Roberto, suscribe esta afirmación. "El ambiente es maravilloso, pero es que además el circuito es muy bueno y está homologado", matiza este subcampeón del mundo. A lo largo de la mañana los ganadores reciben medallas y copas de manos de Francisco Fernández. El bronce de Budapest repite en Alcolea por tercera vez, aunque este año no ha participado en las pruebas debido al cansancio. Alcolea esperará un año y todos los que hagan falta, porque la cita va para largo.