Críticas a Maragall por recriminar a Núñez que no hablara en catalán ante las peñas

Las críticas vertidas por Pasqual Maragall, candidato socialista a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, contra Josep Lluís Núñez, presidente del Barcelona, tuvieron ayer una contundente respuesta por parte del club azulgrana. Maragall sostuvo que Núñez debía sentirse mejor hablando en castellano que en catalán debido a su condición de "emigrante", pero agregó que como presidente del Barça debió hablar catalán para dirigirse a los asistentes al Congreso de Peñas azulgrana el pasado sábado. El Barça reafirmó ayer su catalanidad y, sin nombrar a Maragall, lamentó sus declaraciones. En un extenso comunicado, el FC Barcelona asegura que la catalanidad del club está fuera de toda duda. "La lengua del club y de su presidente es el catalán. Y para nosotros es un orgullo que más de 800 peñas de fuera de Cataluña encuentren su razón de existir en una entidad como la nuestra que es una muestra viva de la catalanidad en el ámbito deportivo y en el cultural".El comunicado, en una alusión directa a las declaraciones de Maragall, prosigue: "El club lamenta que comentarios que mezclan la lengua con el origen de las personas, hechos con ligereza y el desconocimiento de quien debería estar mejor informado, puedan transmitir una imagen de falta de responsabilidad por parte del club en una cuestión en la que, dada su importancia, las decisiones se tomaron de forma pensada y responsable". El debate lingüístico se planteó el sábado en el Congreso de Peñas del Barça en diversas ocasiones a lo largo de la asamblea. Durante el turno de ruegos y preguntas, varios asistentes pidieron que todos los parlamentos se realicen en catalán en el futuro y que exista un sistema de traducción simultánea para aquellos peñistas que no comprendan el catalán.

Josep Lluís Núñez realizó su larga intervención en castellano, con incursiones esporádicas en catalán. Posteriormente, Nicolau Casaus, vicepresidente del Barça, habló en ambos idiomas a través de un vídeo que se proyectó en una gran pantalla. El problema se hizo más patente cuando intervino el capìtán, Pep Guardiola. Empezó en castellano y las protestas de algunos peñistas le obligaron a terminar en catalán.