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FERIA DE MÁLAGA

Tomás coge la escoba y barre

Si José Tomás no entra a formar parte de espectáculos de canto o de película de estafadores y se dedica a torear, va a poner a todo el escalafón mirando hacia Pamplona. Por supuesto que algunos, con vergüenza torera, le van a disputar la etapa, pero se habrá acabado la comodidad y la inmensa mayoría va a pasar de la escoba al recogedor y de allí, a la basura.El segundo toro correteaba sin fijeza. Tomás no pudo hacer mucho con la capa, pero lo hizo muy bien. A un lance seguía otro y todos con una unidad de propósito: quedarse con la res prendida en los vuelos de los engaños.

Comenzó en el platillo con ayudados por alto y, a la manera antigua, fue desgranando rosarios de pases que limitaban el amplio radio de acción del toro, cosiéndolo a la muleta. Le fue presentando batalla donde había guerra y acabó venciendo en toda la línea a base de no moverse y de encelarlo en el trapo. Cuando acabó con las carreras sin sentido de su oponente, cuando lo tuvo a su merced, volaron sombreros y pañuelos. Lo mató de una estocada defectuosa, pero daba igual, la plaza no estaba de pie, estaba saltando.

Osborne / Joselito, Conde, Tomás

Cinco toros de Los Herederos de José Luis Osborne, 1º sin fuerzas; 2º y 5º inéditos; 3º corretón y sin fijeza; 4º manso, y en 6º lugar se lidió un sobrero de El Torero, con trapío, incierto y probón.Joselito: ovación y ovación. Javier Conde: bronca y bronca. José Tomás: dos orejas y ovación. Salió a hombros. Plaza de La Malagueta. 23 de agosto. Última de feria. Tres cuartos de plaza.

Joselito, a su primero le había propuesto un tratamiento poco agresivo, pero así y todo, el toro se fue al suelo. En el cuarto salió con la rivalidad puesta y lo intentó de todas las formas posibles; la mula que tenía delante ni se enteró. La fuerte personalidad de Javier Conde, bronce y majestad, no lo libera de aplicar las más elementales reglas del arte, como son torear de arriba hacia abajo, sometiendo desde la quietud, o no matar en el chaleco. Todo esto fue en el quinto. En el segundo, bronce y majestad salieron por piernas a dúo. El sexto gazapeaba listo para cazar al primer descuido. Tomás aguantó los parones y trató de enhebrar las embestidas al paso, pero no había argumento. Una estocada tendida y un descabello pusieron el final a una feria que acabó con la salida a hombros del triunfador: José Tomás.

La feria ha dejado una enseñanza: que José Tomás y Enrique Ponce van los primeros, abriendo un hueco inmenso que nadie parece tener interés en llenar. A pesar de haber sido una feria sangrienta, no es una contradicción que se hubieran revisado los pitones.

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