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Verano 98RETRATOS

El visor del tiempo

Ha visto el pasar del tiempo a través de un visor. Y lo ha paralizado tantas veces en los momentos claves de la historia de Málaga que se ha convertido en el dueño de uno de los mejores archivos fotográficos de la ciudad. Bienvenido Guirado, un hombre de 61 años, entró a formar parte del personal del laboratorio Arenas, el más antiguo que existe en Málaga, "como aprendiz con pantalones cortos y una escoba" en los años cincuenta. Su misión: "Barrer, cobrar las facturas y llevar las cámaras". No se quedó ahí. Tuvo un golpe de suerte y su jefe se puso enfermo el día en el que había que hacer una foto de un colegio y lo mandaron a él. Fue su primera tarea en una profesión que, mirada con la perspectiva que dan los años, considera vocacional. "Hice el trabajo a satisfacción de mi cliente y de mi jefe". Pero le costó ganarse la confianza de José Arenas, quien se lo dejó claro desde un principio: "Niño, no te creas tú que porque hayas hecho bien la primera vez lo vas a hacer siempre así". Frente a su visor han pasado desde "el general Franco en su última visita a Málaga" hasta el rey Juan Carlos "cuando todavía era príncipe", fotos todas ellas "de lo cotidiano" que publicaba en el Ideal de Granada, cuando tenía corresponsalía en Málaga, en La Tarde y de las que todavía echa mano el diario Sur cuando necesita una mirada retrospectiva. Pero se queda con la foto que hizo al Cardenal Herrera Oria "con una máquina de las que tenías que poner un paño negro en la cabeza para enfocar a través de un cristal esmerilado". Con esa y con una del gobernador Manuel García del Olmo que considera "impactante". Fue en los años cincuenta, en unas inundaciones "que se habían llevado una pila de chabolas en la playa de San Andrés. El rostro de aquel hombre refleja la impotencia de no poder soliviantar las penas de esa gente", afirma. Son sólo algunos de los más de medio millón de negativos que Bienvenido posee desde los años 30 en adelante. Pero le falta uno a pesar de mirar constantemente el mundo a través de una mirilla aunque no lleve cámara. "No considero que la consiga ya, pero es una foto que me gustaría hacer. La firma de un tratado de paz entre los madrileños y los vascos". Bienvenido pasó a ser dueño del archivo después de que, tras muchos cambios de manos entre los familiares de José Arenas, uno de ellos quisiera cerrar el laboratorio. Esa fue su indemnización, en vez de los dos millones que dictó el juez en 1982 cuando ya tenía las uñas quemadas por los líquidos de revelar las fotos en blanco y negro. Hoy continúa haciendo fotos publicitarias y algunas de "vida gráfica" para que el archivo no se quede anticuado. Es uno de los pocos momentos en los que la casualidad ha dictado su vida. Porque hasta su nombre es fruto de las leyes. Su padre pertenecía a la CNT y tuvo que escapar a pie con rumbo a Almería cuando los nacionales entraron en Málaga en 1937. "Mi madre estaba embarazada de mí de siete meses". El destino final fue Barcelona. "Allí mi madre se puso de parto en el momento en que estaban bombardeando. Así que me pusieron Bienvenido por la forma en la que vine al mundo, mientras caían bombas".

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