Un verano cálido y catastrófico reaviva el temor al cambio climático
Un nuevo análisis de los datos de satélites confirma la tendencia al calentamiento global
El mes más caluroso de la historia desde que se miden las temperaturas, las catastróficas inundaciones de Asia y los datos de los satélites son los últimos elementos del debate sobre el cambio climático. Ninguno de estos sucesos y datos confirma por sí solo que se esté calentando la Tierra por el efecto invernadero, pero tampocopermite desecharlo. El escenario que se está perfilando permitirá establecer con seguridad si se está produciendo el calentamiento a finales de siglo, esperan los científicos. Mientras tanto, la parálisis política en este tema continúa.
Julio fue el mes más caliente de la historia desde que se miden con fiabilidad las temperaturas, hace unos 150 años. Ningún otro mes de ningún otro año alcanzó la temperatura media global que se dio en julio en todo el planeta, según los datos del organismo estadounidense de meteorología NOAA. El vicepresidente Al Gore se ha apresurado a utilizar estos datos para pedir una vez más al Congreso de EEUU que se tome en serio las medidas contra el cambio climático acordadas en la última reunión mundial celebrada el año pasado en Kioto. Sin embargo, los climatólogos en su mayoría son enemigos de tomar la parte por el todo y recuerdan que la variabilidad es algo consustancial al clima. Las temperaturas y las inundaciones de este año (más fuertes de lo habitual pero normales en esta época) pueden ser un síntoma de calentamiento debido a la contaminación producida por las actividades humanas, pero también pueden deberse al fenómeno de El Niño, ya en retirada, o a los ciclos naturales.
Pero hay algo que nadie pone ya en duda y es el calentamiento de la superficie de la Tierra en este siglo, que se cifra en medio grado. Los datos también indican que los años más calientes del siglo han sido tres de los últimos: 1990, 1995 y 1997. Pero este año está coleando El Niño y todo indica que habrá que esperar algún año más para saber si sigue la tendencia alcista. Conocer la causa (natural o artificial) llevará probablemente más tiempo. "Medio grado más no significa mucho en un lugar concreto," ha señalado el especialista del organismo estadounidense Tom Patterson, "pero cambiará el movimiento de las grandes masas de aire, ciertas regiones se enfriarán y otras se calentarán, con todas las consecuencias que uno se pueda imaginar".
Medir las temperaturas y otros parámetros físicos no es nada fácil a escala global y cuando se trata de afinar surgen las discrepancias. Algunos expertos que han tomado postura clara en contra de la hipótesis del calentamiento global se basaban en los datos procedentes de satélites según los cuales la troposfera (la zona inferior de la atmósfera) se estaba enfriando, datos que chocaban con los de las estaciones meteorológicas y con los modelos climáticos. Ahora, un reanálisis de estos datos de los últimos 20 años, publicado en la revista Nature, ha llevado a dos investigadores de una empresa de teledetección de Estados Unidos a la conclusión de que las medidas estaban falseadas por la pérdida paulatina habitual de altura de los satélites utilizados debido al efecto de la atmósfera.
Al corregir las medidas teniendo en cuenta este factor, los datos de temperatura de la troposfera son mucho más consistentes con los demás y reflejan un aumento muy ligero (0,1 grados) cada década. Sin embargo, el encargado del análisis de estos datos ha matizado que también se han tenido en cuenta últimamente otros factores de corrección y que es verdad que aumenta la temperatura en vez de disminuir, pero lo hace todavía menos de los 0,1 grados Se considera que los datos procedentes de satélites son más fiables que los disponibles sobre la superficie, pero sólo se dispone de ellos desde 1979 y están sujetos, como se acaba de ver, a críticas metodológicas.
"Avisamos de que existe todavía incertidumbre en los datos, los modelos, y los análisis que seguramente prolongarán el debate sobre la tendencia de las temperaturas", advierten en la revista Science varios expertos estadounidenses, entre ellos Jim Hansen, pionero en la hipótesis del efecto invernadero. Sin embargo, concluyen: "Creemos que las tendencias al calentamiento de tanto la superficie terrestre como de la troposfera están ya lo suficientemente claras de forma que el tema no debería ser ya si existe o no calentamiento global, sino a qué velocidad se está produciendo, cuáles van a ser sus consecuencias prácticas y qué se debería hacer sobre el tema".
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