La Duma debe aprobar en sesión extraordinaria un paquete de medidas fiscales propuesto por el Ejecutivo

La crisis financiera rusa ha puesto fin a las vacaciones de los políticos: el presidente, Borís Yeltsin, regresó ayer al Kremlin mientras los diputados anunciaban que se reunirán en sesión extraordinaria el próximo viernes. Las medidas de emergencia adoptadas por el Gobierno provocaron duras críticas por parte del líder opositor, Guennadi Ziugánov, mientras que el ex primer ministro Víktor Chernomirdin dijo que Rusia se halla ante el abismo. Yeltsin se reunió ayer con el jefe del Gobierno, Serguéi Kiriyenko, para tratar la delicada situación creada después del anuncio de las medidas que habían sido acordadas el domingo en Zavídovo, en la residencia presidencial Rusa unos cien kilómetros de Moscú. No hubo ceses fulminantes, sólo un cambio en la composición del Gobierno: el jefe del Servicio Estatal de Impuestos, Borís Fiódorov, fue ascendido a viceprimer ministro. La radio Eco de Moscú afirmó que el jefe de la Administración de Yeltsin, Valentín Yumáshev, en nombre del líder ruso, pidió a Serguéi Dubinin, presidente del Banco Central, que dimitiera, a lo que éste se negó.

Quien sí dimitió ayer fue Alexandr Livshits, el vicejefe de la Administración presidencial que durante años se ha desempeñado como asesor económico de Yeltsin. "He hecho por Rusia todo lo que he podido. Seguramente tengo parte de responsabilidad en lo que ha sucedido en los mercados financieros. No logré proteger al presidente, y por eso me voy", declaró Livshits.

La Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento ruso, convocó a sesión extraordinaria para el próximo viernes con el fin de examinar la veintena de leyes fiscales presentadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis y recaudar el dinero necesario para equilibrar el presupuesto estatal. El Consejo de la Federación, la Cámara alta, también está dispuesto a interrumpir sus vacaciones en caso de que los diputados aprueben rápidamente el paquete anticrisis. No está claro, sin embargo, que la Duma, dominada por izquierdistas y nacionalistas, adopte todas las leyes que supondrán un nuevo golpe para el ruso de a pie.