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El polifacético Emmanuel Sougez

JOSU BILBAO FULLAONDO Estos días se recuerda en el Fotomuseum de Zarautz a Emmanuel Sougez (1889-1972), con una exposición de sus trabajos. Es la recuperación de un clásico, frecuentemente olvidado, que se incorporó al gran elenco de la fotografía mundial, no sólo por las imágenes tomadas con su cámara de gran formato (negativos 30x40), sino y también, por sus artículos, libros y otras iniciativas que dejaron huella en su entorno más próximo y no tardaron en expandirse en círculos más amplios. Su ejemplo hizo mella entre extraños y propios. Entre estos últimos cabe destacar a su propia hija, Marie Loup que en 1981 publicó lo que puede considerarse la primera Historia de la fotografía redactada en castellano. Emmanuel Sougez se aproximó a la creatividad artística a través de la pintura y la escultura en la escuela de Bellas Artes de Bordeaux (Francia). A pesar de ello, no tardó en decidirse por una disciplina diferente: la fotografía, algo que entendió como una herramienta de innovación artística, que defendió con ímpetu y decisión inusitada. Fue en París, Alemania y Suiza donde adquirió sus conocimientos técnicos. Influido por la corriente Nueva Objetividad, surgida después de la Primera Guerra Mundial, dejaba atrás el pictorialismo imperante a principio de siglo y los procedimientos utilizados por los movimientos surrealistas o la Bauhaus, se inclinaba por una mayor nitidez de las tomas en las que se incorporaban variados temas donde predominaban los objetos de la naturaleza y una rigurosa presencia de los aspectos cotidianos. Desde 1920 se conocen sus peculiares composiciones. Para entonces, la presencia de la fotografía en la sociedad se había convertido en algo muy importante por lo que las instituciones y empresas culturales no podían olvidarse de ella. Se multiplicaron las publicaciones especializadas y Sougez creó en 1926 el servicio gráfico de la revista L"Illustration, que dirigió hasta 1945, lo que hace suponer que fue quien se encargó de la edición de los números especiales dedicados a la guerra de España en 1936 y 1937. Esta faceta fotoperiodística no impidió que siguiera desarrollando su talante artístico y sustentó lo que se conoce como Photographie Pure, una versión latina (según indica su hija) de la Nueva Objetividad. Ilustró numerosos libros y revistas especializadas. Cabe destacar el suplemento anual de Arts et métiers graphiques, desde donde defendía su ideario fotográfico; Le Point, Vu, Modern Photography o Gebrasuchgraphik fueron también receptoras de sus imágenes. En defensa de los aspectos creativos de la profesión fotográfica creó en 1935, con la ayuda de Pierre Jahan, el grupo Le Rectangle que después de la segunda guerra mundial se denominó Les XV. Fue autor de libros como La Photographie: Son histoire. Son univers, o Regarde!! y Alphabet, de marcado cariz didáctico, dirigidos a niños interesados en el mundo de la imagen. También escribió algunos artículos de contenido teórico y técnico. Su obra gráfica, catalogada en la Biblioteca Nacional de París, es muy variada. En ella se incluyen fotomontajes -quizás el más conocido sea Toxicomanía una alegoría a lo dañino de la droga-, bodegones y desnudos; estos dos últimos son los más abundantes, llegó a posar para él la mítica modelo Assia. Partiendo del blanco y negro, el denominador común es la nitidez. La precisión y claridad con que define las formas son resultado del tamaño del negativo y de un diafragma muy cerrado que consigue una prolongada profundidad de campo donde la mirada encuentra los más insignificantes detalles del objeto que observa. Otro aspecto importante de sus fotografías es lo variado de su iluminación. Resulta magistral el medio contraluz de las Las pompas de jabón, donde de manera sutil se resaltan los perfiles de la escena sin perder ningún pormenor de los elementos. Pero la luz puede ser frontal, lateral o cenital, porque el fotógrafo siempre la resolverá con soltura. A todo ello añade una distribución de elementos en el cuadro, una composición, que manifiestan una densidad retórica repleta de incitantes sugerencias. Sirvan de ejemplo modelos tan sencillos como Las sardinas, Quince vasos o Tres peras, títulos de algunas de sus obras.

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