_
_
_
_

John Glenn regresa al espacio 36 años después, tras abandonar la política

John Glenn, el primer estadounidense que orbitó la Tierra a bordo de una nave espacial, está a punto de volver al espacio tras 36 años de mantener, y no por voluntad propia, los pies en la Tierra. A los 77 años, Glenn, que acaba de abandonar una carrera política de 24 años, iniciará el próximo 29 de octubre una misión de nueve días de duración en el transbordador Discovery. El español Pedro Duque será uno de sus compañeros. Estos días, Glenn y Duque inician la fase más intensa de su preparación para una misión que muchos creen que la NASA ha convertido en un acto de relaciones públicas.

Tal como lo explican los críticos de la NASA, Glenn no es apto para una misión espacial. Irá al espacio a los pocos meses del fallecimiento de su compañero Alan Sheppard, el primer estadounidense que abandonó la Tierra, lo que demuestra que el tiempo no pasa en balde. Estos críticos consideran la misión demasiado arriesgada. De eso nada, contesta la NASA. Hace ya tiempo que la agencia espacial estadounidense advirtió el paralelismo existente entre los cambios que sufre el organismo en el espacio y los que provoca el envejecimiento en la Tierra. No hay mejor forma, afirma, de estudiar este fenómeno que mandar a un anciano astronauta al espacio, y ¿quién mejor que Glenn?

Lugar de héroes

Esa es la historia oficial, pero quizá es más exacto recordar que en los años sesenta la NASA era un lugar para los héroes. Después, exceptuando las misiones a la Luna y algunas misiones extraordinarias como la reparación del telescopio Hubble en 1992, los viajes tripulados espaciales se convirtieron en algo aburrido de contar. Con la inminente puesta en órbita de los primeros elementos de la Estación Espacial Internacional, el futuro se presenta igual de aburrido. Si existe algo que pueda relanzar la imagen de la mítica NASA, ese algo sería el retorno del hombre que tanto contribuyó al mito.NASA nunca admitirá esto públicamente, pero hasta su director, Daniel Goldin, reconoció: "Sólo existe un John Glenn", cuando anunció a primeros de año la decisión de incluirle en el vuelo.

Una decisión largamente esperada por Glenn, quien, tras su vuelo de 1962, esperó en vano que se le incluyera en las misiones de los proyectos Mercury y Apollo que culminaron con la llegada del hombre a la Luna. En 1964, abandonó la NASA. "Sólo mucho más tarde leí en un libro que el presidente Kennedy había dicho que no quería que volviera a volar", dice. "No sé si tenía miedo de las consecuencias políticas en caso de un accidente mortal".

Tras su corta carrera de astronauta, que siguíó a una larga y destacada carrera de aviador, Glenn trabajó en una empresa de bebidas refrescantes. En 1974 utilizó su fama, todavía intacta, para llegar a senador. En 1995, dice, se le ocurrió utilizarse a sí mismo para verificar los efectos de la falta de gravedad en el envejecimiento y, lenta e indirectamente, hizo llegar su propuesta a los niveles más altos de la NASA. Goldin afirma que no tomó la decisión a la ligera y que tanto los fines científicos del viaje como la salud de Glenn fueron sometidos a estudio y revisión con resultados favorables.

Time Magazine

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_