Las inundaciones que azotan el sur de China se extienden a otras zonas del país
Las fuertes inundaciones que azotan el sur de China durante este verano se han extendido al suroeste y noreste del país asiático, lo cual ha supuesto un aumento en la cifra de muertos, que oficialmente rebasa ya los 2.000, y un agravamiento de las pérdidas económicas, evaluadas en 200.000 millones de yuanes (3,6 billones de pesetas aproximadamente). Las autoridades han advertido sobre el serio peligro de que se registren brotes de epidemias en las zonas más afectadas por las inundaciones, que son las peores desde 1954. Al mismo tiempo avisan de la llegada de nuevos tifones.
La agencia estatal Nueva China, que cita a economistas locales, ha cifrado por primera vez las pérdidas de la catástrofe en 200.000 millones de yuanes. Esta cifra se ha conocido un día después de que se anunciara que en julio la producción industrial de los últimos 12 meses se contrajo tres décimas respecto a junio y se situó en un 7,6% como consecuencia de las inundaciones.Los expertos locales sostienen igualmente que la catástrofe repercutirá en el desarrollo de la economía y estiman que afectará en al menos medio punto en el crecimiento del producto interior bruto, que las previsiones gubernamentales lo fijaban de manera optimista para este año en el 8% contando el impacto de la crisis asiática. Al menos 240 millones de personas, es decir, una quinta parte de la población, se han visto afectadas en mayor o menor grado por las lluvias torrenciales.
En este ambiente, en el que son diarios los llamamientos del Gobierno a las autoridades castrenses y la población para que luchen "a vida o muerte" contra la crecida de las aguas del Yangtzé, el río más largo de China, crece el temor de epidemias y a un gran desbordamiento que ni el Ejército más poderoso del mundo podría controlar. Ayer, Wen Jibao, viceprimer ministro y jefe del Departamento para el Control de las Inundaciones, urgió a las siete provincias que se encuentran en las riberas del Yangtzé a que "se unan en una lucha sin cuartel para proteger los diques del río". El llamado Río Azul ha sobrepasado en varios tramos de sus 5.989 kilómetros de longitud los niveles considerados de peligro, y miles de aldeas han sido destruidas creando un espectáculo desolador.
Lejos de normalizarse, la situación se ha extendido hacia zonas del suroeste y noreste de China. Así, en la provincia suroccidental de Sichuan las lluvias torrenciales han causado al menos 34 muertos y 385 heridos, según informaba ayer la agencia estatal. La semana pasada, las inundaciones provocaron 90 muertos y 39 desaparecidos en un cantón dependiente de la vecina municipalidad de Chonqing, según la agencia semioficial Noticias de China. En el noreste, numerosos diques del Nen, un río que atraviesa la ciudad de Harbin, de cuatro millones de habitantes, se han roto o hundido en los últimos días.
La agencia estatal dio cuenta ayer de que en las últimas horas unas 2.300 personas han quedado atrapadas a causa de un desbordamiento provocado por la rotura de uno de los diques del río Nanjing, en la región autónoma de Mongolia Interior, al norte del país. Tras el desplome del dique quedó anegada la localidad de Dorbenxin, donde miles de soldados y civiles se esfuerzan por rescatar a personas aisladas en las azoteas de sus casas.
En Corea del Sur no son menores proporcionalmente las dimensiones de la tragedia causada por las fuertes lluvias. Las inundaciones y los corrimientos de tierra han dejado un saldo de 391 muertos y más de 300 millones de dólares (45.000 millones de pesetas) en pérdidas.
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