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Entrevista:

"La respuesta del PSOE a la sentencia del "caso Marey" ha sido patética y victimista"

El alcalde de San Sebastián, el socialista Odón Elorza, considera que la reacción de la cúpula del PSOE tras la sentencia del Tribunal Supremo que condena al ex ministro José Barrionuevo y al ex secretario de Estado Rafael Vera por el caso Marey es "patética", y cree que el mensaje que llegue a la ciudadanía tiene que ser otro muy distinto para que se aclaren las responsabilidades de los asesinatos cometidos por los GAL. El alcalde donostiarra critica, además, la "relación esquizofrénica" que mantienen el PP y el PNV con su pacto para todo menos para la política de pacificación en el País Vasco.Pregunta. ¿Qué opinión le merece la reacción de la dirección del PSOE a la sentencia del caso Marey?

Respuesta. La respuesta del PSOE ha sido patética y excesivamente victimista. Seguimos mirando al pasado en vez de al futuro. Nuestra reacción no favorece la estrategia de la regeneración con José Borrell como candidato y nos mantiene lastrados por el pasado. El tremendo cinismo que ha guiado la actitud del PP en este asunto, teniendo en cuenta la responsabilidad de la derecha posfranquista en la guerra sucia a partir de la transición democrática, no es óbice para que nuestra reacción tuviera que haber sido otra.

P. ¿En qué términos?

R. El partido socialista tiene que ser consciente de que lo peor de la guerra sucia -los sumarios pendientes- está aún por llegar, y, por tanto, deberíamos decir claramente que el GAL no es atribuible al PSOE: si hubo personas dentro del PSOE en la esfera del Ministerio del Interior que permitieron aquello es su responsabilidad. Fue un terrible error, que nunca se debió producir, en una época en la que los socialistas vascos tuvimos que padecer la desgracia de soportar a Ricardo García Damborenea.

P. Algunos dirigentes socialistas proponen medidas drásticas, como la ruptura de relaciones con el PP, la excarcelación de Barrionuevo y Vera como primer punto del programa electoral...

R. Tenemos que mirar al futuro. Mientras sigamos enrocados o diciendo cosas tan peregrinas como las que a veces nos obsequia nuestro querido compañero y presidente de Extremadura, nuestro partido no saldrá de este marasmo y estaremos a merced del PP y sometidos a las críticas del PNV y de IU. Hay que aceptar las responsabilidades individuales que pudo haber. Los asesinatos que cometió el GAL tienen que aclararse y pasar con luz y taquígrafos por los tribunales. No hay otra salida.

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P. ¿Cómo interpreta las conversaciones que mantienen dirigentes del PSOE y del PP para diseñar un acuerdo básico sobre cuál ha de ser la política de pacificación en el País Vasco?

R. El PNV ha dado pie con sus contactos con Herri Batasuna a que el PSOE y el PP traten de avanzar unos criterios para establecer una cierta estrategia de pacificación a la que se pueda incorporar el PNV. Es necesario que los socialistas intentemos que populares y peneuvistas se pongan de acuerdo y vayan más allá de su escenificación esquizofrénica respectiva en Euskadi y en Madrid, pues acuerdan algunas cuestiones y no lo hacen con las más vitales para el País Vasco. Ahora bien, si lo que hay detrás de esos encuentros fuera un intento de hacerle un sandwich al PNV, creo que sería un intento destinado al fracaso. Me preocuparía que el PSOE se prestara a la estrategia que marque el Ministerio del Interior. Desconfío de las posturas seguidistas que los socialistas practicamos en ocasiones, sobre todo por el grado de cinismo con que la derecha actúa en su política antiterrorista.

P. Socialistas y populares se aproximan en política antiterrorista, PNV, EA y Herri Batasuna coinciden en el Parlamento vasco. ¿Se está perfilando un escenario político de frentismos?

R. Es un riesgo menor, porque la mayoría de la población vasca lo que quiere es un entendimiento con mucha audacia y generosidad políticas entre las grandes fuerzas del País Vasco y del Estado. Cualquier solución pasa por un acuerdo entre PNV, PP y PSOE. El frentismo, sea nacionalista o españolista, está condenado al fracaso.

P. Usted aboga por revitalizar la Mesa de Ajuria Enea, pero, desde que se descartó el documento del lehendakari Ardanza, el pacto está en vía muerta.

R. Se cometió un error al permitir que el PP rechazara el documento porque, salvo un par de errores de fondo, la propuesta podía servir para que los partidos profundizaran en las vías que se establecen en el propio Pacto de Ajuria Enea. El Pacto es mucho más que un frente antiterrorista, como algunos interpretan, y hay que revitalizarlo porque comprende un diagnóstico que sigue siendo válido; es una apuesta por el autogobierno y una vía para llegar a un contexto político que pueda ayudar al diálogo para la solución de los problemas.

P. El llamado MLNV no refleja tampoco ningún síntoma de evolución.

R. ETA y Herri Batasuna perdieron una oportunidad de oro para cambiar su estrategia y lanzar un mensaje diferente, realmente político, cuando con ocasión de la firma de los acuerdos de Stormont se crearon las condiciones para que se hubiera formalizado una tregua prolongada en el tiempo. Fue la oportunidad para que HB hubiera presentado un discurso autónomo, pero lo único que se produjo fue la respuesta habitual de ETA. Fue un error de un calibre histórico.

P. No obstante, los partidos nacionalistas han concedido un cierto margen de confianza al discurso menos belicoso que exhibe el portavoz de la coalición abertzale, Arnaldo Otegi.

R. Habrá que ver. Con todo, el PNV debería preocuparse mucho más por mantener una entente de futuro con los socialistas vascos que por liarse la manta en un proceso lleno de riesgos y contradicciones con HB. Respeto que el PNV mantenga contactos con HB, pero me parece un error que descuide un acuerdo con los socialistas.

P. ¿El PNV y el PSE están condenados a entenderse después de las elecciones autonómicas del 25 de octubre?

R. Si se reedita el pacto tripartito, los contenidos serán diferentes, porque nacionalistas y socialistas tenemos que llegar a un acuerdo en la estrategia de pacificación. Ambas partes tendrán que ceder, claro, pero partiendo de algo básico y que el nacionalismo no acaba de aceptar, que es el pluralismo político de Euskadi. Si no se reedita el pacto, la única posibilidad sería un acuerdo entre PNV y PP que parece dificilísimo, puesto que EA nunca entraría en ese Gobierno. Un PNV gobernando con el PP en Euskadi y pactando en Madrid sería un lastre insoportable para los nacionalistas en las elecciones municipales del próximo año.

P. Carlos Garaikoetxea apuesta por un Gobierno vasco formado por el PNV y EA, salvo que el PSE dé un giro copernicano.

R. El PNV debe desnudarse de una vez, como hace EA, que plantea una política más ingenua y de cierta ensoñación, pero más sincera. Los socialistas también tenemos que desnudarnos y decir hasta dónde queremos llegar con el autogobierno de este país. De lo que no hay duda es de que el debate sobre la autodeterminación y la independencia en la Europa del siglo XXI se queda anacrónico, pierde sentido en un escenario de soberanías compartidas.

P. Las tesis sobre el giro vasquista del PSE que usted propugna siguen sin calar entre los socialistas vascos.

R. Es una posición minoritaria dentro de mi partido. Es un bagaje que hemos desperdiciado. El partido de convergencia con el que algunos soñamos se ha desvanecido.

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