60.000 personas asisten al primer concierto de los Rolling en Moscú

"Más vale tarde que nunca". Así resumían ayer su estado de ánimo las decenas de miles de espectadores que fueron a escuchar al legendario grupo británico Rolling Stones, que actuó por primera vez en Rusia. El encuentro de Mick Jagger con el caluroso público ruso ha llegado con 30 años de retraso, como dijeron los propios Rolling Stones: "Deberíamos haber venido en la segunda mitad de los años sesenta pero la entonces ministra de Cultura, Yekaterina Fúrtseva, echó por tierra nuestros planes", explicaron antes del concierto.Circulaba, sin embargo, la leyenda de que el famoso grupo de rock había actuado para el servicio de inteligencia soviético, KGB, algo que los Rolling desmintieron ayer categóricamente. "Nunca, ni en la época de Bréznev ni en la de Andrópov, actuamos para el KGB. Es algo simplemente absurdo", afirmaron. Los rusos pagaron entre 3.000 y 30.000 pesetas por ver y escuchar a los Rolling Stones, precio que en Rusia, donde los sueldos son de 22.500 pesetas como promedio, no pueden pagar todos. Esto, y los rumores de que quizá los Rolling no llegarían a cantar en el estadio Lizhnikí, explican que hubiera entradas hasta el último momento. El espacio, conocido también como Estadio Lenin, es el más grande de Moscú y tiene capacidad para más de 80.000 personas. Ayer se calculaba la asistencia en 60.000 personas.

Para evitar desórdenes durante el concierto de los veteranos rockeros, las autoridades de Moscú movilizaron ayer a unos 3.500 policías, aunque no llevaban armas ni porras. Los guardias impidieron el acceso a los espectadores borrachos, drogados o con armas. El concierto de ayer forma parte de la gira europea del grupo para promocionar su nuevo disco, Bridges to Babylon.