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Agentes del FBI llegan a Nairobi para esclarecer la autoría del ataque

Al menos 141 muertos y 4.200 heridos, algunos de ellos en estado crítico, era ayer el trágico cómputo de los atentados que se registraron el pasado viernes frente a las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania. Sin embargo, se teme que la cifra siga aumentando, ya que todavía quedan decenas de personas atrapadas bajo los escombros del edificio contiguo a la misión diplomática estadounidense en Nairobi, que quedó completamente destruido. Un día después de la doble acción coordinada sigue sin existir certeza absoluta sobre la autoría, aunque crecen las sospechas de que la acción sincronizada lleve el sello integrista. Un hasta ahora inédito grupo autodenominado Ejército de Liberación de los Santuarios Islámicos se ha responsabilizado del crimen en una llamada telefónica a la delegación de un diario árabe en El Cairo. La reivindicación se une a la amenaza que había lanzado fechas antes de la explosión de las bombas la organización integrista egipciaYihad Islámica contra Estados Unidos por colaborar presuntamente en la extradición de varios de sus militantes desde Albania a Egipto. Entre los sospechosos se cita a Osama bin Laden, un millonario saudí, el banquero del terrorismo islámico, legendario héroe la guerra de Afganistán, que financia a la Yihad. En medio de la indignación, la Administración estadounidense inició ayer la difícil tarea de descubrir a los responsables de la matanza. Sendos equipos de especialistas del FBI en terrorismo se encuentran ya en Nairobi y Dar es Salam para colaborar con las autoridades en las tareas de esclarecimiento. El presidente Bill Clinton aprovechó su tradicional discurso radiofónico de los sábados para reiterar que los terroristas serán capturados, "no importa cuánto tiempo nos lleve ni cuán lejos tengamos que ir".

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