"Euskaraz, mesedez"
140 estudiantes adultos se integran en hogares euskaldunes para practicar la lengua vascaJ.A.G.C., de 34 años, es el nuevo hijo adoptivo de los Zobaran, aunque no quiera posar para la foto de familia. Vive en casa de Doroteo; su esposa, Rosa Ramos, y las dos hijas, Malen y Andere, de 11 y 9 años, desde hace escasos días y convivirá con ellos durante un mes como uno más en Busturia (Vizcaya). "Eso implica también ayudar en las tareas de casa, aunque sin llegar a esclavizarlo", bromea Rosa. En total, son 140 estudiantes los que HABE (Instituto para la Alfabetización y Reeuskaldunización de Adultos) ha repartido entre 76 familias distribuidas por suelo vizcaíno, guipuzcoano y navarro.El programa se puso en marcha hace 13 años, pero HABE lo dirige desde hace tres. El objetivo es que los estudiantes suelten los conocimientos incubados en los euskaltegis, explica uno de sus organizadores. La estancia sale por el módico precio de 75.000 pesetas. El estudiante paga 30.000 y HABE las otras. Eso sí, una de las condiciones que HABE exige a los participantes que quieran compartir el modo de vida de una familia euskaldún es tener un elevado conocimiento del idioma. Doroteo es profesor de un euskaltegi en AEK y habla desde la voz de la experiencia: "Tenemos estudiantes que conocen la gramática, pero para dominar una lengua necesariamente hay que soltarse". J. A.G.C. habla un euskera casi perfecto. Nadie adivinaría que empezó de base hace tres años. "Aunque trabajo en la Administración no lo hice por necesidades laborales, sino porque quería aprenderlo", responde en un euskera batua intercalado de expresiones vizcaínas. Éste es el segundo año que repite experiencia. "El pasado año estuve en Orio", dice. Y ¿por qué ha elegido Busturia? "Porque me interesa cultivar el dialecto vizcaíno", contesta el estudiante. "Muchos de ellos además escogen este destino para investigar la lengua", añade. En ese momento, Rosa irrumpe con una postal enviada desde Santiago de Compostela por uno de los estudiantes. "Éste fue nuestro tercer huésped, y, si te fijas, ahora escribe en vizcaíno", comenta orgullosa. La familia de Doroteo no es la primera ni la segunda vez que cobijan a crecidos estudiantes bajo su techo. "Desde pequeño estoy acostumbrado a ver desfilar gente por el caserío de mis padres, estudiantes que venían a aprender euskera. Así fue como hace 15 años conocí a Rosa y entonces no hablaba ni una palabra en euskera", explica Doroteo. Los solicitantes del programa deben tener entre 18 y 40 años. "Muchas familias no quieren gente mayor. El pasado año, una familia que tenía hijas de entre 17 y 22 años no quiso adoptar a un estudiante de 40", explica un responsable de de HABE. "Por lo demás las experiencia del pasado año han sido muy positivas en un 95% de los casos", añade. Doroteo y Rosa no parecen tenerlo demasiado en cuenta. Llevan cuatro años recibiendo estudiantes de julio a septiembre y hasta el momento han sido ocho los que han tenido la suerte de compartir con los Zobaran hábitos de vida y las magníficas vistas que se otean desde su casa en el alto de San Bartolomé. "Además hemos formado un grupo musical. Andere toca la pandereta y Malen, la trikitrixa y yo, la guitarra", comenta J.A.G.C. ¿Qué motivos tiene la familia Zobaran para continuar acogiendo a estudiantes? "No son económicos aunque en cierto modo el dinero que recibimos ayuda", explica Doroteo."Las razones son que nos gusta cultivar las relaciones personales y tener cada año gente nueva".
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