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La gasolinera siniestrada en Vitoria tenía en regla todas las medidas de seguridad

Los bomberos del parque de Vitoria achacan a una acumulación de vapores de gasolina en el sótano de la tienda-restaurante de la estación de servicio de Lopidana la explosión que el pasado lunes costó la vida a un trabajador de esta establecimiento e hirió a otras doce personas, todos ellos clientes. La estación, situada en la N-I dirección Madrid a seis kilómetros del centro de Vitoria, fue inaugurada en 1990 y tenía todos sus permisos y las medidas de seguridad en regla, según especificaron los bomberos y fuentes de la investigación.

El siniestro se produjo a las ocho y cuarto de la tarde del lunes. Una acumulación de vapores de gasolina en el sótano de la tienda-restaurante deflagró de forma fortuita cuando el operario Luis Abilio Jiménez, de 31 años, encendía la luz del trastero. Esta circunstancia provocó la fatídica chispa causante de la explosión.El techo del sótano, que era a la vez el suelo de la tienda, se vino abajo y sepultó al trabajador, cuyo cadáver no pudo ser rescatado hasta más de tres horas después. De los doce heridos, sólo una persona permanecía ayer ingresada en el hospital de Txagorritxu. La investigación de los bomberos y de los técnicos del Departamento de Industria se centra en conocer cómo pudieron ir a parar esos vapores de gasolina al sótano. En principio no se descarta que tuvieran su origen en los propios depósitos de combustible de la estación de servicio. Los técnicos del Cuerpo de Bomberos explican que, una vez que los vapores de gasolina estaban en el sótano, cualquier punto de ignición, un interruptor o una chispa producida por un choque podía desencadenar una explosión. Los vapores se pueden filtrar desde los depósitos de combustible o desde algún derrame que haya ido a parar al suelo y a su vez haya pasado a las canalizaciones, que se concentran en el sótano. Los bomberos señalan que, en apariencia, la estación cumple con todas las medidas de seguridad, aunque lamentaron que tuviera un sótano, porque es en este tipo de lugares donde se pueden concentrar los vapores, que tienden a ir hacia el subsuelo. Los sótanos son legales en las estaciones de servicio, aunque las nuevas instalaciones prescinden de ellos para evitar problemas. El siniestro ha puesto en primer plano la cuestión de la seguridad de las gasolineras vascas. En la actualidad, dos leyes vigilan la construcción y las instalaciones técnicas de las estaciones de servicio de Euskadi. La primera de ellas es del Gobierno vasco y data de agosto de 1992; la otra es del Ministerio de Industria, de 1995. Ambas leyes se están aplicando de forma conjunta, decantándose siempre por la norma más restrictiva. Estos textos marcan las visitas de inspección, dependiendo de la antigüedad de la gasolinera, ya que mientras una de nueva construcción no será inspeccionada en 10 años, una más vieja puede ser revisada cada dos.

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