El Gobierno de Kabila acusa a Ruanda de invadir el este de Congo
La rebelión contra Laurent Kabila, presidente de la República Democrática de Congo (RDC), parece haber fracasado en Kinshasa, la capital, pero se extiende por el este del país. Los rebeldes tutsis controlan dos ciudades clave, Goma y Bukavu, con sus respectivos aeropuertos. Anoche estallaron combates en Kisangani, la tercera ciudad del país. El Gobierno de Kabila acusó a Ruanda de estar detrás del intento de golpe de Estado y dijo que respondería con contundencia.
La situación, pese a una noche de calma en Kinshasa, donde el intento de golpe de Estado tutsi contra Kabila se saldó con decenas de muertos entre el domingo y el lunes, no está controlada. En un país que tiene cuatro veces el tamaño de España, las lejanas regiones del Este siempre han sido la cuna de todas las revueltas. Allí, en Kivu, la inició el propio Kabila contra Mobutu Sese Seko en 1996.Fuentes bien informadas aseguraban anoche que los banyamulengues controlan Bukavu y Goma, con sus respectivos aeropuertos. Ambas ciudades se hallan en la frontera con Ruanda. La batalla se situaba ayer en Uvira, en la base militar de Kitona, y en Kisangani, la tercera ciudad de Congo. En ella, las tropas leales a Kabila mantienen el control, pero el aeropuerto está cerrado.
La rebelión tutsi, que fracasó inicialmente en la capital, ha tenido ya consecuencias. Cientos de personas pertenecientes a esta etnia, que gobierna en Ruanda y Burundi, fueron detenidas. Tres prominentes políticos tutsis -el ministro de Exteriores, Bizima Karaha; el ex responsable de Asuntos Presidenciales y antiguo número dos de la alianza que aupó en poder a Kabila, Deogratias Bugera, y Moise Nyarugabo, estrecho ayudante del presidente durante la rebelión contra Mobutu- buscaron refugio en Suráfrica.
El portavoz gubernamental, Didier Mumenge, acusó a Ruanda de ayudar a los rebeldes y de haber despachado a la región de Kivu a unidades especiales. "No hay rebelión, es un ataque de otro país, y tenemos derecho a defendernos", dijo. Mumenge reconoció que la situación en Goma y Bukavu es confusa.
El ministro de Exteriores de Ruanda, Anastase Gasana, rechazó estas acusaciones y recordó que su Gobierno había apoyado al "presidente Kabila y a su Alianza de Fuerzas Democráticas de Liberación de Congo-Zaire", y subrayó que querían evitar a toda costa intervenir en lo que consideraban "asuntos internos" de Congo. Testigos presenciales citados por la agencia Reuters aseguraron ayer que habían presenciado durante la noche del martes el paso de camiones cargados de soldados ruandeses que acudían en apoyo de sus hermanos.
Los banyamulengues -que en el idioma suajili significa habitantes de las montañas Mulengue-, son tutsis que llevan viviendo en el sur de Bukavu desde hace más de 200 años. Otro grupo llegó procedente de Ruanda en los años cincuenta tras la caída de la monarquía tutsi.
Los banyamulengues se alzaron en armas contra el dictador Mobutu que se negaba a entregarse a la nacionalidad zaireña, incluso en tercera generación. Kabila se puso al frente de una gran coalición de descontentos, en la que los tutsis llevaron todo el peso militar. En esa guerra participaron unidades militares de Ruanda y Uganda.
Rebeldes hutus en Goma
La región de Kivu-Norte, sobre todo en la zona de Goma, se ha transformado en un santuario de los derrotados interhamwes (hutus ruandeses), implicados en el genocidio de un millón de tutsis y hutus moderados en 1994, desde donde realizan incursiones que tienen en jaque al Gobierno de Kigali.Tras 15 meses en el poder, Laurent Kabila ha conseguido defraudar a casi todos. A los países occidentales que le apoyaron (Estados Unidos, sobre todo) por la ausencia de reformas democráticas; a Naciones Unidas, por impedir la investigación de las matanzas de refugiados hutus durante su avance sobre Kinshasa; a los banyamulengues por no cumplir sus promesas, y a la mayoría del pueblo congoleño porque, en realidad, nada ha cambiado.
Por ello, Sylvain Mbuchi, comandante de las Fuerzas Armadas Congoleñas en Goma, pidió, a través de la radio oficial, a los políticos en Kinshasa el apoyo al movimiento golpista para "colocar a un líder mejor en el poder". Mbuchi justificó la rebelión en el "nepotismo, corrupción y mal Gobierno" de Kabila, que hace 15 meses prometió acabar con uno de los sistemas más viles de África.
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