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El Bosco redescubierto

Ferran Bono

El Tríptico de la Pasión, también conocido como el Tríptico de los Improperios, se exhibe desde ayer en el Museo de Bellas Artes de Valencia con una fuerza renovada gracias a la restauración a la que se ha sometido la obra realizada en el taller del famoso pintor flamenco el Bosco. En opinión del director de la pinacoteca valenciana, Fernando Benito, la cura y limpieza del tríptico que representa la pasión de Cristo ha permitido observar que el cuadro fue pintado en vida del holandés Hieronymus Bosco, tal y como firmaba sus obras, lo que confirma la tesis de que fue elaborada por los discípulos del artista bajo su supervisión y de que no se trata de una mera copia tardía. Incluso no se descarta, según apuntó Benito, que el propio Bosco interviniera directamente en su realización, a tenor de algunos detalles que ahora han salido a relucir en todo su esplendor original, como el color azul empleado en los trazados del gorro de uno de los personajes de la tabla central o la manga con motivos decorativos de la persona que extiende su brazo hacia el Jesucristo coronado de espinas. La tabla central del tríptico, la Coronación de espinas, es una réplica con variantes del original del Bosco conservado en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Se estima que el tríptico se realizó entre 1510 y 1520 en el taller (también denominado obrador) del artista, que murió en 1516, según testimonian los documentos de la época hallados. Al ser la pieza restaurada del trimestre, el notable tríptico ha sido colocado justo enfrente de la puerta principal de acceso al Museo. Esta situación preferente contribuye a aumentar el gran impacto visual que provoca esta notable obra, una de las más importantes de la pinacoteca valenciana, a la cual llegó tras una accidentada trayectoria. Originariamente procede del convento de Santo Domingo de Valencia, que mandó construir el rey Alfonso V de Aragón, y formó parte durante muchos años de los bienes de la noble y mecenas Doña Mencía de Mendoza. Con la desamortización, el tríptico ingresó en el Museo Provincial, sito en el antiguo convento de El Carmen, según consta en el inventario de febrero de 1835. De allí pasó al Museo de Bellas Artes de Valencia, donde, a pesar de su calidad y de haber estado colgado de forma casi permanente en sus paredes, ha pasado bastante desapercibido al público, quizá porque el manto de suciedad impedía apreciar todas sus virtudes. Tras su restauración en los servicios técnicos del Museo, el Tríptico de la Pasión será una de las piezas principales de la futura sala dedicada a la pintura flamenca proyectada por el director. De hecho, Fernando Benito y la directora general de Promoción Cultural, Museos y Bellas Artes, Consuelo Ciscar, presentaron ayer la nueva reordenación de la colección del Museo de Bellas Artes de Valencia, también conocido como el San Pío V. El propósito fundamental del director era sacar a la luz del museo algunas de las obras que normalmente dormían en los almacenes. "Se ha hecho balance y se ha sacado lo mejor de las colecciones", comentó Benito. Así, en la actualidad "Pinazo pasa a tener 36 cuadros colgados cuando antes tenía nueve", añadió el director. Para ello, se han aprovechado los cuadros restaurados a lo largo de las distintas exposiciones presentadas. En general, la oferta expositiva de la colección del museo se ha duplicado, y en algunos casos triplicado, en detrimento del espacio entre los cuadros expuestos y ganando una sala dedicada hasta ahora a las exposiciones temporales. Pero todo este reordenamiento es provisional. Cuando por fin concluya la cuarta fase de ampliación del museo, se volverá a ordenar su contenido. Benito y Ciscar explicaron ayer que el importante retraso en el inicio de estas obras -que el Ministerio de Cultura ha presupuestado este año en 750 millones de pesetas- se debe a los trámites burocráticos derivados de la permuta de unos terrenos del Ayuntamiento que se necesitan para edificar la nueva ala. El director de la pinacoteca no quiso aventurar ninguna fecha, aunque comentó que quizá en otoño o a final de año se inicie, por fin, la esperada cuarta fase de ampliación. Sobre la polémica suscitada por la conveniencia de albergar en un museo de arte clásico -considerado el segundo o tercero de mayor importancia de España- exposiciones como la de los fotógrafos contemporáneos Pierre et Gilles, recientemente clausurada, Benito aseguró que el número de visitantes ha aumentado considerablemente, hasta alcanzar los 150.000 en lo que va de año, cuando lo normal en ejercicios anteriories es obtener una media de 45.000. Ciscar, que desde que accedió a su cargo intenta encontrar en Valencia más salas para desarrollar sus actividades -el IVAM no es de su competencia-, apuntó que la pinacoteca se ha abierto a un público joven, de 19 a 30 años, que nunca antes había entrado al Museo de Bellas Artes, gracias a iniciativas de ese tipo. Al margen de la polémica, el Museo de Bellas Artes recobra hoy su más convencional función con la presentación de una exposición dedicada a las estampas de Rembrant. Se mostrarán 125 estampas del pintor holandés del siglo XVII procedentes de los fondos artísticos de la Biblioteca Nacional. Rembrandt, de lo divino a lo humano. Estampas de la Biblioteca Nacional muestra a través de diez apartados pequeñas obras maestras sobre papel del pintor y grabador. Esta exposición coincide con la dedicada a Zurbarán y su obrador, con lo que el museo ofrece una aproximación al Barrroco desde dos perspectivas diferentes.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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