_
_
_
_
_

Rato fija objetivos "ambiciosos" de inflación y déficit ante el riesgo de recalentamiento

El riesgo de recalentamiento económico fue admitido ayer por el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato. Un crecimiento del 3,9% como el previsto para 1999, con un aumento igual del consumo privado, puede generar tensiones en los precios. Ésta es una posibilidad que se quiere desterrar con una previsión de inflación del 1,8%, en la media de la UE, que persigue contener los salarios y las pensiones, al menos durante 1999. Con el mismo fin, el objetivo de déficit se reduce al 1,7% del PIB, pese a que el gasto crecerá un 3,9% y bajará la presión fiscal.

Más información
Un 3% más de empleos

El Consejo de Ministros analizó ayer el borrador de los Presupuestos del Estado para 1999 y aprobó el cuadro macroeconómico de referencia. Las grandes cifras ya eran conocidas, por lo que el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, se empleó a fondo en defender su coherencia.Prácticamente nadie discute que el momento actual es más que bueno. España estará en el euro, el déficit público se situará este año por debajo de lo previsto, la inflación posiblemente también, se creará más empleo del inicialmente estimado y, para acabar de bordarlo, la economía crece a un ritmo mayor del calculado.

Con este aval bajo el brazo, Rato considera que sus previsiones para 1999 merecen todo el crédito. Espera que la economía crezca un 3,9%, frente al 3,7% previsto para 1998; que la inflación baje al 1,8%, frente al 2,1% del año en curso; que el empleo vuelva a crecer un 3% y que el déficit de todas las Administraciones públicas se reduzca al 1,7% del producto interior bruto (PIB), medio punto menos que en 1998.

¿Es posible crecer más deprisa y que la inflación se modere? Ésta es la pregunta que muchos analistas se hacen. El vicepresidente económico se felicitó de que la discusión se centre ahora en unas décimas arriba o abajo y recordó los tiempos en que las desviaciones se contabilizaban en puntos.

Explicó que, desde hace tres años, la economía española consigue mantenerse en estas pautas. "No estoy planteando nada que no esté ocurriendo ahora", dijo. Para la situación anterior, es decir, para conseguir que los precios se disparen cuando crece la demanda interna, "ya estaban otros", explicó en referencia a los Gobiernos socialistas.

Aumento del consumo

Otra cuestión es que la inflación haya podido tocar suelo en el entorno del 2% actual y si es creíble que pueda bajar aún más, hasta el 1,8% previsto para 1999. Y más si se prevé un crecimiento del consumo privado del 3,9%, cuatro décimas por encima de 1998. Y todavía más cuando la rebaja de las retenciones del IRPF inyectará en vena a los salarios al menos 200.000 millones el año próximo.Quizá para curarse en salud, el Gobierno ha asumido ese objetivo del 1,8%. Rato considera que la media de los países del euro será precisamente ésta -ahora es seis décimas inferior a la de España-, por lo que ya no habla de que los salarios en España deben tomar como referencia la inflación europea. Lo harán porque el Gobierno lo ha decidido así, al menos en lo relativo a los sueldos de los funcionarios públicos y a las pensiones, que subirán el 1,8%. Se espera que ésta sea la referencia para la negociación colectiva del año próximo, si bien Rato considera que el alto crecimiento económico y la baja inflación permitirán ganancias de poder adquisitivo, crear empleo y mejorar la productividad. Afirmó que "el apoyo social al euro" en España responde a que de él se espera acercar nuestros niveles de renta a la media europea, "y eso quiere decir que hay que ganar poder adquisitivo".

Rato considera, además, que para este objetivo de inflación cuenta con el respaldo de los mercados financieros y que su apuesta "no es voluntarista". "¿Sería posible una convergencia en tipos de interés a largo plazo como se da ahora si los mercados no se creyeran que también vamos a converger en precios?", se preguntó.

Más deprisa

El vicepresidente terminó por admitir el riesgo de recalentamiento económico, pero cree poder evitarlo. Para ello aseguró que en 1999 culminarán las medidas de liberalización económica en marcha, en especial en los sectores de telecomunicaciones y electricidad, y se bajará el déficit público "más deprisa" que en el resto de los países de la Unión Europea.Las críticas a una política económica considerada "poco ambiciosa" vienen del lado de algunos organismos internacionales, como la OCDE, y de las entidades financieras privadas, algo que el vicepresidente parece llevar bastante mal. Desde estos sectores se considera que reducir el déficit público al 1,7% del PIB es insuficiente para garantizar que España esté cómoda en el euro.

Rato defendió que sus objetivos "son ambiciosos" y pidió que le explicaran, si no se considera así, en relación a qué -"¿al pasado? ¿al resto de la UE?"- se hacen estas críticas. "Cuando nos dicen que no somos ambiciosos", insistió, "deberían plantearnos sus alternativas. ¿Es que no quieren que bajemos el IRPF? ¿Quieren recortes sociales? ¿No quieren que subamos el gasto en sanidad...?".

Una vez lanzado este reto, el vicepresidente explicó que el gasto público aumentará este año el 3,9%, igual que el crecimiento real de la economía, y algo por encima de lo previsto para 1998 (3,2%). No cuantificó el aumento de los ingresos previsto, ya que esta cifra se fijará con el ejercicio actual un poco más avanzado. La presión fiscal bajará dos décimas del PIB.

Anunció una reestructuración del gasto que no concretó, fijó como prioridades el gasto social (6% de aumento) y resaltó que para el capítulo de Justicia habrá una subida del 11%.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_