El escondite de Curro

Cuentan los lugareños que hasta aquí se acercó, hace ya casi cinco siglos, Francisco Jiménez de Cisneros. No se sabe bien si el cardenal e inquisidor de Castilla vino atraído por las propiedades curativas de las termas, para reprimir a algún morisco o, quizá, lo que no es en absoluto descartable, confundido por las emanaciones sulfurosas de las aguas en su persecución tenaz contra el maligno. Lo que encontrara en esta desamparada comarca del norte de Granada nada tuvo que ver con el actual Balneario de Alicún de las Torres. La familia Medialdea, propietaria desde hace más de un siglo, ha tenido la suficiente iniciativa para transformar las termas en una de las ofertas de turismo interior más interesantes de la provincia. Como explica José Mª Medialdea, director gerente, "Alicún ofrece una idea moderna de balneario, con la vertiente sanitaria y un importante complemento turístico". El complejo resulta ideal para desaparecer. Escondido entre pinares, la abundante y cuidada vegetación contrasta enormemente con el paisaje típico de la comarca de Guadix. La piscina de aguas termales (24º C), el balneario, el hotel y el restaurante que componen las instalaciones se encuentran aislados, a ocho kilómetros del área habitada más próxima. "El otro día hasta me pareció ver al tal Curro tomándose una cerveza en la barra del bar", bromea Araceli mientras se tuesta al sol junto a la piscina. Esta granadina, pese a haber vivido los últimos años en Alemania, no ha dejado de venir en tres lustros. "No paro de trabajar en todo el año y llegar aquí es una gozada. Se descansa mucho, casi se respira la tranquilidad. Además las instalaciones se cuidan con esmero y todos los años hay algo nuevo", observa. Pese a ser menos conocidos que otros de la provincia, como el de Lanjarón o Alhama, encontrar plaza en el Balneario de Alicún de las Torres no es nada fácil. "Recomendamos reservar al menos con un mes de antelación -advierte Medialdea- porque tenemos una lista de espera bastante larga. El nuestro no es un balneario grande ni lujoso. Tenemos una clientela muy fiel, que nos permite tener una ocupación del 95% durante toda la temporada", asegura. Las termas se nutren básicamente de viajes del Inserso, aunque no falten algunos jóvenes. Diariamente se trata a casi un centenar de personas de las dolencias típicas: artritis, reúma, afecciones respiratorias y circulatorias... también con las técnicas típicas: baños, duchas, masajes... Las termas cuentan, además, con una espectacular piscina cubierta. Aunque los orígenes del balneario puedan ser árabes se ha encontrado documentación que acredita al Marqués de Santa Cruz como primer propietario, hacia el 1569. En los tres siglos siguientes, pasó de mano a mano de sus descendientes varones hasta que la línea sucesoria se agotó en una mujer. Para más inri, la legataria tomó los hábitos y, a su muerte, donó el balneario a la orden a la que pertenecía. Lo que, sin duda, hubiera agradado a monseñor Cisneros.