Condenado a cinco años de cárcel el alcalde de Teherán, símbolo del nuevo reformismo iraní
El alcalde de Teherán, Golamhusein Karbaschí, símbolo de la apertura política en Irán, fue condenado ayer a cinco años de prisión, 20 de inhabilitación y a 60 latigazos por los delitos de malversación y apropiación indebida de fondos públicos. La sentencia, calificada de rigurosa, agudiza aún más la lucha que mantiene el presidente iraní, Mohamed Jatamí, que defiende el proceso de reformas en el régimen de los ayatolás, con el Guía Supremo de la Revolución, Alí Jamenei, líder del sector más conservador e inmovilista. Karbaschí, que recurrirá el fallo, será exonerado del castigo físico.
La sentencia dictada contra el alcalde de Teherán empezó a ser leída a las 9.15 (las 6.45 horas en la España peninsular) en la gran sala del tribunal principal del complejo jurídico Alí Jomeini de la capital iraní, la misma donde desde el pasado junio ha sido juzgado el acusado, en un largo proceso que duró siete interminables sesiones y que finalizó el día 11.La resolución del tribunal, detallada a lo largo de 39 folios, condena al alcalde de la capital iraní a la pena de tres años de prisión y otros 10 de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos por el delito de malversación de fondos, e impone asimismo una segunda sanción de dos años de cárcel y otros 10 de inhabilitación por el delito de apropiación indebida.
La sentencia impone también al condenado la obligación de restituir al Tesoro público seis millones de dólares (912 millones de pesetas), abonar una multa de 350.000 dólares (5,3 millones de pesetas) y someterse a un castigo de 60 latigazos. No obstante, el tribunal le exoneró de esta última pena en atención a su "estatus social y en recuerdo de sus pasados servicios", según aseguraba ayer textualmente un comunicado oficial difundido por la agencia de prensa estatal Irna.
El veredicto establece, entre otras cuestiones, que parte del dinero en litigio fue utilizado por el acusado para financiar la campaña electoral de su amigo y compañero político, Mohamed Jatamí, actual presidente de la República, en los comicios celebrados en mayo de 1997. En estas elecciones presidenciales, Jatamí, como cabeza visible del sector reformador del régimen iraní, logró el 69% de los votos, derrotando de forma clara en las urnas al conservador Alí Akbar Nategh Nouri, presidente del Parlamento y hombre de confianza del Guía Supremo de la Revolución, Alí Jamenei, el principal enemigo del presidente.
La sentencia pone en entredicho la labor que como alcalde ha desempeñado Karbaschí durante los últimos años, en los que consiguió modernizar y poner en orden una ciudad caótica de más de 10 millones de habitantes. El alcalde reformista de Teherán abrió para ello todo tipo de servicios, grandes avenidas, espacios verdes, incluidos centros culturales y deportivos, que provocaron en el momento de su inauguración condenas y descalificaciones por parte de los representantes del sector conservador.
Punta de lanza reformista
La gestión municipal de Karbaschí, apoyada por el sector privado, era la punta de lanza de un movimiento reformista, que trataba no sólo de introducir un cambio ideológico en el país, sino también de impulsar una reestructuración financiera y económica. Esta corriente ha recibido ahora un importante revés, aunque el alcalde de Teherán no se da por vencido. Su abogado defensor, Bahman Keshavarz, anunciaba ayer su decisión de interponer antes de que se cumpla el plazo legal de 20 días un recurso ante el Tribunal Supremo.La apelación, sin embargo, no podrá devolver al alcalde el derecho a ocupar de nuevo su despacho en el Ayuntamiento, ya que desde el inicio del juicio fue suspendido "temporalmente" de todas sus funciones municipales.
A la misma hora en que se leía ayer la sentencia contra Karbaschí, otro tribunal de Teherán acordaba la suspensión y prohibición del periódico Jameh (Sociedad), una de las principales publicaciones de la ciudad, con una tirada de 350.000 ejemplares, y que se había convertido en ariete de la política reformista del presidente Jatamí y de su amigo el alcalde de Teherán.
El periódico, que nació en febrero, fue suspendido cautelarmente el 10 de junio a raíz de la publicación de una entrevista con el máximo responsable de los Guardias de la Revolución, cuyas declaraciones fueron desmentidas por el propio entrevistado, que declaró que lo publicado eran "mentiras que trataban de perturbar el orden público".
La polémica entre este periódico y los Guardias de la Revolución no hacía más que complicar la situación, exacerbando el enfrentamiento que las milicias religiosas han venido manteniendo con los sectores reformistas iraníes en un intento de conservar el monopolio del control ideológico de la Revolución Islámica.
Esta disputa por la pureza del régimen islamista oculta en el fondo un agrio enfrentamiento por el control económico que ejercen los sectores más radicales del régimen a través de sus propias fundaciones, verdaderos imperios económicos a partir de los cuales se distribuyen las ayudas a los excombatientes, viudas y huérfanos de la revolución y de su guerra con Irak.
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