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Mendoza reclama una revisión total de la novela

"No lo sé", contesta el escritor Eduardo Mendoza cuando se le pregunta por el futuro de la novela. "La novela, como género literario renovador y como aportación diaria a la cultura, ha desaparecido o está en vías de extinción, y hay que replantearla".Eduardo Mendoza cree que, en la actualidad, "importa cada vez menos el personaje como persona y más como esponja de la situación. Esto es malo para los novelistas que estamos metidos en este género.Vamos a tener que reciclarnos".

Cuando José María Guelbenzu le planteó escoger uno de sus personajes para el curso que dirige esta semana sobre La creación del personaje en la novela, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Mendoza se inclinó por el protagonista de Una comedia ligera, porque la considera "una novela de personaje". Cree que, entre sus novelas largas, es la menos coral, la más individual, y su protagonista es un personaje muy peculiar.

"No creo un personaje y luego lo meto en la novela como si la novela fuera un sitio que ya existe. Tampoco existe la novela sin personaje. El pensar que la construcción de un personaje se puede aislar de todo lo demás, o que funciona de acuerdo con un método, es simplificar mucho. Quiero introducir un fuerte elemento de confusión en torno a la construcción del personaje porque, en estos momentos, uno de los principales elementos de la finalización de la novela es que el personaje ya carece del sentido que tenía antes".

Reivindicar el teatro

Sobre el personaje, el narrador opina que, "tal y como se ha entendido, dentro de la novela decimonónica, ha ido perdiendo poco a poco entidad como elemento fundamental de la novela". Una novela del siglo XIX sólo se puede entender a través del personaje, pero a partir de un momento, explica, el personaje se va convirtiendo en un instrumento para contar otras cosas.Hay otro género que Mendoza quiere reivindicar, el teatro. Confiesa que es a lo que se está dedicando actualmente con entusiasmo. "El teatro está volviendo, está otra vez en estado de formación. Se acabó el teatro de decorado, recitado y candilejas, que sólo resucita, a veces, como cosa curiosa y arqueológica. El teatro que está aflorando ahora es sin decorados, salen los actores en mangas de camisa y recitan. Eso resulta más eficaz que el disfraz, el maquillaje y la cara pintada. En España hay una cierta actividad y vida teatral de este tipo, aunque en cifras no sea muy importante".

El cineasta Mario Camus va a llevar uno de sus libros, La ciudad de los prodigios, al cine. A Mendoza le gusta el cine que hace Mario Camus. El escritor piensa que es perfectamente posible hacer películas de las novelas, en contra de lo algunos creen. El narrador opina que la novela tiene que ser "un punto de partida para hacer una película y nunca una ilustración de ella".

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