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LA DESAPARICIÓN DE ANTONIO SAURA

Los críticos de arte rememoran a un Saura "subversivo y reflexivo"

El artista fue incinerado ayer en Albacete

Ayer fue incinerado, en una ceremonia silenciosa y sobria en el crematorio de Albacete, el cuerpo del pintor Antonio Saura , fallecido el miércoles en Cuenca. Un grupo de críticos de arte, directores de museos e historiadores recordaron ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, la figura del pintor oscense y fundador del grupo El Paso. Se nos va una generación, dicen los expertos en arte, y esto da que pensar.

En una ceremonia quizá mucho más sentida por su absoluta sobriedad, se despidieron ayer 21 personas de Antonio Saura en el crematorio de Albacete a las seis y media de la tarde, adonde el féretro con los restos del pintor llegó procedente de Cuenca, ciudad en la que residía.Su hija Marina tan sólo pidió que abrieran la caja para despedirse de su padre, algo en lo que la acompañó Mercedes, la mujer del pintor. El resto eran familia y amigos, entre los que se encontraban su hermano, el cineasta Carlos Saura, con su mujer, y amigos íntimos como el neurocirujano Alberto Portera, el editor Gustavo Gili, el galerista Enrique Manchón y el artista Antonio Pérez.

Cuando los restos del pintor pasaron a la incineración no hubo ningún gesto, ninguna palabra. Amigos y familia decidieron esperar juntos las tres horas que tardaron en entregar la urna con las cenizas del pintor que ya entrada la noche recogió su hija Marina, quien las depositará en el cementerio conquense donde también están enterradas las otras dos hijas del pintor.

Tanto la hija como Mercedes, la mujer del pintor, desean, ahora más que nunca, dar un fuerte empujón a la Fundación Antonio Saura. Antes quieren celebrar en Cuenca el acto de despedida que ayer la ascética ceremonia les impidió dar a Antonio Saura. En la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, se le rindió también un homenaje. Los participantes en el curso Crítica de arte y modernidad en España: 1939-1960, críticos de arte, directores de museos y profesores universitarios, decidieron dejar por un momento de lado el tema principal que los había convocado, para recuperar la figura del artista desaparecido.

La angustia del mundo

"La gente que decía que Saura se repetía o que era tradicional en sus temas no lo ha entendido", dijo la crítica de arte Victoria Combalía. Ella explicó que en las obras hay que saber ver "que para superar ciertos fantasmas uno tiene que hacer un exorcismo de ellos, que para expresar la angustia del mundo con el perro semihundido de Goya es suficiente, o que para explicar lo que es el erotismo hoy, igual que ayer, hay que comprender que es una mezcla de horror y de atracción. Son temas ancestrales, que tanto se pueden entender en los años 50 como en los 90. Hay que tener sensibilidad para verlo. Esa profundidad es la principal aportación artística de Saura".El objetivo del curso era revisar la imagen de la época de la posguerra y hasta 1960, examinando la recepción crítica, es decir, las reacciones e interpretaciones que se dan en ella de lo moderno."Es una etapa que arranca a partir del predominio de una actitud muy conservadora en materia de arte, muy determinada por la política oficial del franquismo y a partir de la década de los 40 empieza a haber un renacimiento de la modernidad", explica Tomás Llorens.

Ese periodo histórico en el que renació lo moderno fue el comienzo de una tradición que ha desembocado en el arte que se está haciendo hoy. Y un claro ejemplo de toda esa época es precisamente Antonio Saura.

Lo que Llorens llama la "unidad diamantina de la obra de Saura" es lo que, según cuenta "hace que de algún modo su obra sea inalterable. Saura es uno de los grandes, de los seis o siete artistas más grandes del arte español del siglo".

Juan Manuel Bonet dice que no ha conocido a un pintor más curioso, más ávido de conocer distintas culturas, siempre a la caza de aquello que le pudiera suponer un trampolín para su propia creatividad. Y añade que esa mezcla que había de visión internacional y de cuestiones más locales en generaciones anteriores, como la de El Paso, se ha diluido bastante tanto en España como en el extranjero". Según Llorens, la continuidad de aquellas generaciones de artistas con la actual, según Llorens, se da, "aunque ha sido una evolución gradual, apareciendo nuevas aportaciones y desapareciendo otros movimientos".

Cuenta Victoria Combalía que Saura era una persona con un sentido crítico y una inteligencia tan aguda que era de las personas con las que todavía se podía hablar de arte en España. "Cuando él criticó lacras museales o problemas sobre la situación del mundo de arte en España, nunca fue tachado porque él estaba por encima de intereses personales que a veces mueven a ciertos artistas plásticos".

"Saura es mucho más que un pintor de lo negro. Es una simplificación poco afortunada, que tiende a caer en un cliché frívolo y tiene poco que ver con la enorme riqueza que ha tenido siempre la presencia de Saura en el mundo artístico y su obra". Llorens reivindica de esta forma y de manera visceral el uso de calificativos más rigurosos a la hora de hablar de la obra de su amigo. "Su obra es fundamental, es una de las más lúcidas y cerradas", dice el profesor. "Hay una conciencia de estilo en la que estilo, subversión y reflexión se hacen la misma cosa en su obra".

Bonet recupera un verso de un poeta barroco español, Juan de Jaúregui, para explicar la obra de Saura: "Él consigue sacarle a la sombra lumbre". El director del IVAM considera que la pintura de Saura no es sólo negrura. Explica que el pintor se fijaba en cosas que no tenían nada que ver con la imagen oscura de su pintura.

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