"Soy un pintor terminal"
"La enfermedad me ha obligado a reflexionar sobre mi pasado. Hay varios síntomas de que soy un pintor terminal". Antonio Saura realizaba estas declaraciones a Sol Alameda en El País Semanal del 24 de mayo de 1998, posiblemente su última entrevista, mientras el pintor descansaba en Cuenca de sus estancias hospitalarias en Madrid. "Sin la ciencia yo no estaría vivo".Ha sido una vida llena de enfermedad, desde los 13 años. "Mi cuerpo ha sido siempre un desastre. No sé cómo he sobrevivido a todas estas cosas, creo que debería estar muerto hace mucho tiempo. Ahora hay mucha gente que dice que me voy a morir pronto, eso está claro, pero voy a salir de ésta también. La experiencia de la enfermedad y del dolor las concozco desde muy temprano. También conozco la experiencia fantástica de la convalecencia, que es una maravilla. Recobrar poco a poco la vida, esas cosas tan tontas y cursis como oír cantar a un pajarito. Ahora, en Cuenca, todos los días me despierta un pajarito a las seis de la mañana". "Creo que hay momentos de intensidad que no conoce una persona que no ha conocido el dolor. En el Doce de Octubre tengo unas enfermeras maravillosas que piensan que soy un buen enfermo, que soporto bien situaciones difíciles. Eso tiene una contrapartida: no soy masoquista, ni mucho menos, pero acepto las dificultades. La enfermedad forma parte de esa línea ondulada que es la vida. Incluso desde el punto de vista artístico, estoy en contra de los artistas camaleónicos".
"Creo que la evolución de un artista es también una línea ondulada, que en realidad forma parte de una metamorfosis continua de las formas, de la vida misma, que te lleva a una situación diferente, sea pictórica o vital, por razones de la inercia. Y la cultura forma parte de esto, y la curiosidad por intentar saber lo que ocurre alrededor de ti. Y la acción. En mi caso, la acción pictórica es una especie de taumaturgia, pero también es una terapia. Porque si yo no pudiera pintar estaría alienado, o me habría suicidado. Yo soy una persona tranquila, que domina la situación a su alrededor, y sin duda la pintura y el dibujo colaboran a este equilibrio. Eso demuestra que lo antagónico es positivo. Para mí, esta dualidad contradictoria entre el bien y el mal, entre lo feo y lo bonito, entre la enfermedad y la salud, crea situaciones positivas. Son los motores de la creatividad, por usar una palabra que no me gusta mucho".
Hace referencia a un texto para el catálogo de la exposición de Paul Klee en Valencia y Madrid. "Ese texto que he escrito sobre Klee trata de su obra terminal, de los últimos años de su vida, que es un periodo fantástico. Klee estaba muy enfermo, con graves limitaciones físicas, y pinta muchísimo y deprisa y con una sintetización fantástica. Con muy pocos signos consigue una gran expresividad. En Klee la falta de tiempo es un estímulo. Hablo de esto en el catálogo, de la obra terminal de los artistas. Y simbólicamente estoy hablando de mí mismo".
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