Daniel Larrieu lleva a Itálica una coreografía sobre la arquitectura del movimiento

Daniel Larrieu es conocido en el mundo de la danza como "el hombre tranquilo". Esa tranquilidad de espíritu que todos llevamos dentro y que la vida acelerada nos impide descubrir es lo que pretende evocar el montaje que presenta el Centro Coreográfico Nacional de Tours - que dirige Larrieu- hoy en el Festival de Itálica de Sevilla. On était si tranquille (Estábamos tan tranquilos) sale por primera vez de Francia tras su estreno en el Festival de Avignon y antes de representarse en París, el próximo mes de agosto. Larrieu se vale una escenografía y un vestuario que lleva a la memoria del espectador la década de los 50 -"Unos años más tranquilos que este fin de siglo", afirma- para evocar no tanto el recuerdo de ese pasado, como "el pequeño paraíso interior que todos tenemos". Un tapiz de espejo sobre el escenario reflejará un juego de sombras y movimientos que se proyectarán en todo el edificio de la Diputación, sede del espectáculo. 15 bailarines -siete hombres y ocho muejres- interpretan esta pieza que se acompaña con música de Bach y de mambo. "Si Bach viviera, le gustaría el mambo", dijo el coreógrafo. Juan Antonio Maesso, director del festival, definió el trabajo de Larrieu como "una exploración de la arquitectura del movimiento llena de poesía". Un movimiento, el de los bailarines, que dibuja en el espacio líneas, puntos y planos, jugando con el haz y el envés de las formas. Larrieu se identifica con Le Corbusier por la dimensión humana de su arquitectura. "La danza es parecida, no me interesa contar una historia, sino hablar y expresar sentimientos con el cuerpo". El montaje, de algo más de un hora de duración, ha contado con la colaboración del Instituto Francés de Sevilla.