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Más de un millón de sudaneses buscan refugio y comida urgente en las cercanías de la capital

En el campo de refugiados de As Salam, cerca de Jartum, la capital sudanesa, la tierra es ocre. Las mujeres acuden con sus hijos a refugiarse del implacable sol sudanés bajo abrigos provisionales construidos con ramas, cartones y plásticos. Más de un millón de personas afectadas por la guerra a muerte que libran el Gobierno islamista de Jartum y los cristianos y animistas negros del Sur acuden en busca de refugio y comida a los cuatro campos que rodean la capital. La reciente firma de un acuerdo de alto el fuego permitirá empezar a paliar el desastre.

As Salam es tan sólo un conjunto de chabolas de tierra seca enclavado a 25 kilómetros de Jartum. Hay muy pocos hombres hábiles en los campos, y los que siguen vivos y no están heridos han partido a la ciudad en busca de pequeños trabajos que les permita paliar la miseria en la que viven. Muchos, según testimonios recogidos en el propio campo, han muerto en los combates o simplemente han desaparecido en medio de las turbulencias de una guerra civil que ya se ha cobrado más de un millón de muertos.Los desplazamientos de población a causa de la guerra han afectado a millones de personas. Amnistía Internacional ha denunciado de forma reiterada las violaciones de los derechos humanos cometidas tanto por el Gobierno islamista, que domina en la sombra Hasan al Turabi, como las acciones cometidas por el Ejército de Liberación del Sur de Sudán, que encabeza John Garang. En el entorno de Jartum, Amnistía Internacional ha criticado la destrucción mediante maquinaria pesada de los campos levantados por los desplazados y su traslado forzoso a nuevos emplazamientos vigilados por las autoridades.

Según Abas al Jack, responsable gubernamental de los contactos con las organizaciones humanitarias, el flujo de desplazados procedentes del sur del país, el más grande de África, fue de 18.000 personas sólo en los meses de mayo y junio. La mayoría de estos desplazados, "en muy malas condiciones físicas", según Abas al Jack, provienen de las provincias meridionales de Bahr el Gazal, la más afectada por la sequía y la hambruna, y Ecuatoria. Tuvieron que caminar decenas, incluso cientos de kilómetros, antes de poder subirse a un avión, un camión o un autobús que les llevara a Jartum.

El Comité Internacional de la Cruz Roja anunció ayer que ante la alarmante situación de hambruna que se padece en el sur de Sudán, donde más de dos millones de personas podrían morir de hambre, va a empezar a distribuir material de primera necesidad en Bahr el Gazal.

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