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Mueren dos bomberos que iban en helicóptero a sofocar un incendio forestal

El piloto de un helicóptero de los Bomberos de la Generalitat y el jefe de guardia del parque de los Bomberos de Girona fallecieron ayer por la tarde cuando el aparato en el que viajaban topó con unos cables de alta tensión. Los dos fallecidos se dirigían a sofocar un incendio en Sant Pau de Seguries (Girona). Cataluña ha pedido a Madrid, París y Valencia ayuda para acabar con los incendios que, desde el sábado, se han desatado avivados por el viento y las altas temperaturas.

La muerte de Fructuoso Prado, de 40 años, piloto del helicóptero siniestrado, y Juan José Montero, de 31, jefe de guardia de los bomberos, se produjo cuando el aparato descendió para tomar agua con la que apagar el fuego. El piloto no vio un tendido de alta tensión -el enemigo de los pilotos de helicópteros- y las aspas tocaron los cables, tras lo cual el aparato se precipitó al suelo.Más de 2.300 hectáreas de bosque han quedado totalmente calcinadas como consecuencia de los incendios forestales que se han desatado este fin de semana en Cataluña.

El fuego declarado el sábado en Aguilar de Segarra (Barcelona) parecía estar bajo control ayer por la mañana tras haberse quemado unas mil hectáreas. Pero un cambio de viento lo reavivó y por la tarde se calcinaron otras 700 hectáreas. Mientras, el incendio originado ayer en Cardona (Barcelona) arrasó otras 700 hectáreas de bosque.

Ambos seguían a última hora de la noche totalmente descontrolados, por lo que los bomberos han mantenido toda la noche las tareas de extinción. El Departamento de Gobernación de la Generalitat ha decretado la alerta máxima y ha activado el Plan de Emergencia para incendios forestales.

El consejero de Gobernación, el convergente Xavier Pomés, solicitó ayer formalmente ayuda al Gobierno central y a la Administración francesa para que enviaran medios aéreos para combatir estos dos virulentos incendios. En concreto, la Generalitat pidió ayer un hidroavión al Ayuntamiento de Madrid y otro a Manises (Valencia), para que se incorporaran inmediatamente a las tareas de extinción de esos dos fuegos. La Generalitat, a través de la delegada del Gobierno en Catalunya, Julia García Valdecasas, también pidió ayuda a Francia.

Se espera que los aviones franceses -por la noche los medios aéreos no vuelan por cuestiones de seguridad- puedan sumarse hoy a los aparatos españoles en su lucha para apagar los fuegos que azotan unas comarcas que en 1994 perdieron unas 65.000 hectáreas de bosques en un atroz incendio que duró casi una semana y que causó la muerte a siete personas.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que anoche dio el pésame a los familiares de los dos fallecidos, comparó esta ola de incendios con la que se produjo en 1994.

Las condiciones metereológicas que este fin de semana ha vivido Cataluña son semejantes a las registradas en esos trágicos días de julio de 1994. Las temperaturas rondaron ayer los 38 grados. La humedad en las áreas del incendio era de entre el 20 y el 30%. Y las altas temperaturas sumadas a baja humedad ambiente constituyen los elementos perfectos para propagar los incendios.

Los dos focos de fuego, pese a estar en la misma comarca, están separados por más de 40 kilómetros y no se teme puedan juntarse a no ser que se desate un fuerte viento.

El incendio de Aguilar de la Segarra había calcinado en la mañana del domingo más de mil hectáreas de frondosos bosques en el interior de la provincia de Barcelona. Ayer por la mañana, el fuego, que posiblemente se inició por la caída de unos cables eléctricos cerca de una carretera, se daba por extinguido, pero un inopinado cambio del viento reavivó los rescoldos y volvió a levantar llamas de más de 20 metros de altura.

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