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La Comunidad prohíbe abrir salas de tragaperras en centros comerciales

José Manuel Romero

La Consejería de Hacienda ha puesto freno a la instalación de nuevas salas de máquinas tragaperras en centros comerciales. En el artículo 27 del nuevo reglamento de explotación de máquinas recreativas se establece la prohibición de abrir nuevos salones de tragaperras dentro de los grandes complejos comerciales. Sólo se hará una excepción cuando la sala que se instale en el centro comercial tenga salida directa a la calle, en cuyo caso podrán ser autorizadas.El director general de Tributos, Luis Gimeno, asegura que estas medidas restrictivas, una de cuyas finalidades es proteger a los niños de estas máquinas, han sido negociadas con los empresarios que se dedican a la explotación de este tipo de negocio. "No pusieron ningún reparo, pues la tendencia actual es que las tragaperras salgan de los centros comerciales para instalar máquinas del tipo A, que son de entretenimiento o recreo y están destinadas al ocio infantil", explica Gimeno. PASA A LA PÁGINA 3

Plazo suficiente

El Gobierno regional cree "poco edificante" que haya tragaperras en centros comerciales

Gimeno explica esta medida: "Hemos tenido que considerar que los propietarios de esas máquinas debían amortizarlas. Una tragaperras tarda entre cuatro y cinco años en ser amortizada, por lo que el plazo que hemos dado es suficiente".En Madrid, según los cálculos de la Consejería de Hacienda, existen más de 26.000 máquinas tragaperras, que se reparten fundamentalmente por 17.500 bares. Cada máquina paga a la Hacienda regional cerca de 60.000 pesetas al mes.

El nuevo reglamento aprobado por el Gobierno regional, del PP, prohíbe también la instalación de estas máquinas de tipo B en los bares de las estaciones de ferrocarril y en los aeropuertos (salvo cuando se encuentren en bares aislados del público de paso). También pone un veto la Consejería de Hacienda a la colocación de tragaperras en terrazas de verano o zonas ocupadas por negocios en la vía pública.

Los bares y cafeterías sólo podrán instalar dos máquinas tragaperras como máximo. En los bingos o casinos, el número estará en función de su aforo: una por cada 50 personas. En los salones de tipo B deberán contar con un servicio de recepción o admisión para impedir la entrada a los menores de edad. No podrán conceder créditos o dinero a cuenta a los jugadores, ni jugadas gratuitas. Los propietarios o empleados de estos salones no podrán jugar en las máquinas tragaperras. Incumplir estas condiciones de explotación de los negocios de juego supone una infracción grave que la Consejería de Hacienda castiga con sanciones de entre 5 y 100 millones de pesetas. Las sanciones inferiores a cinco millones las podrá poner el director general de Tributos, Luis Gimeno; las que lleguen hasta los 30 millones, el consejero de Hacienda, Antonio Beteta; y las que superen esta cantidad deberán ser aprobadas por el Consejo de Gobierno que preside Alberto Ruiz-Gallardón.

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