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La cultura de la corrupción

Sólo la corrupción cuesta cada año a Rusia tanto como toda la ayuda económica de emergencia que ayer otorgaron el FMI y el Banco Mundial. Y ésta no llega a la mitad de lo que se le escapa al fisco por culpa de la economía sumergida.Incluso Borís Yeltsin ha reconocido que el crimen organizado ha lanzado un asalto al poder y se ha infiltrado en el tejido económico. Nadie discute que el soborno es más la regla que la excepción en todo el país y está presente, junto a la extorsión mafiosa, en la mayor parte de las operaciones comerciales.

El dinero llegado de Occidente no basta, por sí solo, para superar la crisis y racionalizar la actividad económica. Veniamin Sokolov, presidente del Tribunal de Cuentas, señalaba recientemente que el año pasado se malgastó un tercio del presupuesto. Gran parte de ayuda internacional terminó desviada hacia los mercados financieros para provecho de un puñado de avispados y corruptos.

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El FMI sale al rescate de Rusia y de Yeltsin

No es de extrañar que el FMI haya querido atar todos los cabos y buscar garantías de que esta vez no va a ocurrir lo mismo, y de que su contribución se va a utilizar correctamente. De no ser así, pasados unos meses, Rusia volverá estar otra vez al borde del abismo.

Aparentemente, a los negociadores internacionales les ha convencido el programa anticrisis de Serguéi Kiriyenko. Aunque sea un recién llegado y no tenga apoyos sólidos, más allá del siempre inseguro de Yeltsin, el estilo tecnocrático y apolítico del nuevo primer ministro parece que ha calado en Occidente.

Para salir del bache, el Estado ruso necesita recaudar más y gastar menos. El plan de Kiriyenko persigue este objetivo, y su diseño parece el adecuado. Otra cosa muy diferente será que pueda aplicarse, si es que pasa el examen de la Duma.

Habrá que vencer dos tradiciones: la de derrochar los fondos públicos y la de no pagar al fisco. Borís Fiódorov, nuevo jefe del servicio federal de impuestos, busca dinero hasta debajo de las piedras. Se ha atrevido con la mayor empresa del país, Gazprom, y tiene una lista de mil ricos y famosos a los que quiere hacer pasar por caja.

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