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La sal de Argelia

(...) El asesinato de Lunes Matub modifica nuestra percepción de la tragedia argelina. Lunes ha muerto como un combatiente, no como una víctima. No luchó con armas, sino con sus canciones. Al matarle (...), es a la cultura a la que dispararon. (...) Si la cultura bereber no tiene su espacio, la Argelia del futuro no tiene muchas posibilidades de convertirse en la gran nación que aspira ser. Estamos intoxicados por la propaganda arabizante e islamista que, por ser claramente menos árabe y menos islamista que el resto del país, presenta a la Kabilia como menos argelina. Es absurdo. Lo contrario sería lo cierto. Desde Yugurta a Krim Belkacem, la Kabilia es una tierra rebelde. (...) La lengua bereber, el tamazight, sus costumbres y creencias, su organización social, no son elementos exógenos, forman la base de la cultura argelina. (...) Son la expresión de la Argelia laica y democrática en la que basaron su esperanza común los patriotas argelinos y los franceses partidarios de la descolonización. Y es a esta Argelia a la que el fanatismo quiere destruir, apoyándose primero en la decepción del pueblo, después en el terror, con el fin de imponer un islam retrógrado, la servidumbre de la mujer y la arabización forzosa de la lengua. Para salvaguardar su poder político, los sucesivos Gobiernos argelinos (...) abandonaron en manos del islamismo la religión, la lengua, las costumbres y las instituciones. Han jugado a ser aprendices de brujo. (...)

12 de julio

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