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Rusia asegura que cuenta con el apoyo del FMI para superar la crisis

El presidente Borís Yeltsin, al parecer, puede respirar con alivio: aunque las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) terminaron ayer sin acuerdo concreto, éste estaría dispuesto, en principio, a dar 11.000 millones de dólares (1,6 billones de pesetas) a Rusia para estabilizar su economía, según fuentes cercanas al Gobierno ruso.Las conversaciones transcurridas ayer entre el primer ministro, Serguéi Kiriyenko, y la delegación del FMI no terminaron con el tan esperado otorgamiento del crédito que pide el Kremlin (2,3 billones de pesetas), pero sí hay acuerdo de principio, según fuentes cercanas al Gobierno, para dar a Rusia esos 11.000 millones de dólares, la mitad de inmediato y el resto en lo que queda de año. El resto de lo que pide el Kremlin, otros 9.000 millones, lo otorgarán, presumiblemente, el Banco Mundial y los países del G-7. Las negociaciones con el FMI continuarán hoy. El FMI, sin embargo, no hizo comentarios sobre las conversaciones, por lo que anoche quedaban todos los interrogantes abiertos.

Rusia y el FMI se han puesto de acuerdo "en la concesión de medios suplementarios procedentes de organismos financieros internacionales", señalaba el comunicado emitido por el Gobierno ruso, que anunció que hoy se concretará el contenido de los acuerdos.

Golpe de palacio

Que este dinero sirva para impulsar las reformas y mejorar radicalmente la situación económica del país es algo que está por verse, pero lo que sí está claro es que puede servir para salvar a Yeltsin de las presuntas amenazas de un golpe de palacio, de las presiones para hacerle dimitir e incluso de la tentación de dar un autogolpe. La situación económica es tan precaria que en cualquier momento en el país puede haber una explosión social de consecuencias catastróficas.Para evitarlo, algunos piensan que se necesita un dictador, una mano de hierro, mientras que hay quienes, aunque proponen en esencia un golpe, tratan de venderlo como una especie de pacto nacional en el que participaría el mismo Yeltsin.

Vitali Tetriakov, politólogo y director de la influyente Nezavísimaya Gazeta, opina que los "golpes preventivos" no darán resultado, y por eso cree que es necesario crear "un mecanismo legal" de traspaso del poder. Lo que se propone es un Gobierno de transición, que Tetriakov llama Consejo Estatal Provisional (CEP), cuya única función sería garantizar unas elecciones parlamentarias y presidenciales "legales y democráticas" a pesar de la explosión social en curso. En el CEP deberían estar presentes los presidentes de ambas Cámaras del Parlamento, los de los tribunales Constitucional, Supremo y de Arbitraje, el de la Comisión Central Electoral, el fiscal general, los líderes de los grupos parlamentarios, representantes de las regiones del país e incluso Yeltsin.

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