Malestar en las filas de la policía
Las autoridades por supuesto que no lo dicen, pero entre las bajas del conflicto de Drumcree hay que incluir a la moral de los policías del Royal Ulster Constabulary (RUC). Según fuentes políticas, entre la fuerza policial comienza a registrarse una creciente ansiedad ante la perspectiva de hallarse entre dos fuegos: uno del lado orangista protestante en Portadown y el otro, si estallan, como todo el mundo cree, enfrentamientos en Belfast mañana. Hasta el momento, el precio que ha pagado la policía en este conflicto de una semana es alto: 62 heridos en 457 ataques protestantes.Pero principalmente preocupante es el factor de que el RUC está formado casi totalmente por protestantes norirlandeses, muchos de ellos miembros de la Orden de Orange o simpatizantes de su causa. Existen por lo tanto sospechas de que el RUC pueda titubear a la hora de acatar órdenes de reprimir, como lo ha exigido Londres, "sin contemplaciones", la creciente ola de violencia orangista. Según algunas versiones, ese es un punto que el Ejército británico, que comparte las trincheras con el RUC, está sopesando con gran cuidado.
El Ejército británico está descubriendo sus propias dificultades en el terreno. El desplazamiento de unidades del cuerpo de paracaidistas la tarde del jueves ha sido duramente atacado por los protestantes. Sus aparatos propagandísticos recuerdan constantemente que fueron precisamente los paras quienes dispararon contra una multitud de manifestantes nacionalistas matando a doce católicos en Londonderry en 1972. Ese paralelo con aquel domingo sangriento irónicamente inquieta hoy a los orangistas. Aún así no faltan las bravatas. Cuando los paracaidistas comenzaron a tomar posiciones en Drumcree el viernes, hooligans camuflados entre los orangistas comenzaron a corear insultos: "A casa, bastardos", gritaban unos. "Ya vereis cuando os enviemos algunas bombas".
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