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Los orangistas avanzan hacia un choque con el Ejército tras la suspensión del diálogo

Millares de protestantes orangistas atrincherados en la colina de Drumcree se aprestaban a enfrentarse hoy al momento de la verdad en la crisis de los desfiles. Mientras, encerrados en habitaciones separadas en la sede del municipio de Armagh, negociadores protestantes y católicos estudiaron por lo menos tres iniciativas secretas transmitidas por intermediarios de Londres. Anoche se interrumpieron esos contactos indirectos, que no se reanudarán hasta mañana, sin ningún indicio de progreso. Ambas partes acordaron mantener un estricto silencio hasta que las conversaciones concluyan.

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Malestar en las filas de la policía

Las palabras que el furibundo predicador protestante Ian Paisley pronunció ayer comenzaron a adquirir un inquietante tono profético. Paisley describió sombríamente lo que ocurrirá mañana, en el aniversario del triunfo protestante en la batalla de Boyne, en 1690, como "el día del juicio final".Tras una semana de choques con la policía e ignorando las advertencias de Londres, el desafío de los orangistas puede adquirir hoy una nueva y peligrosa dimensión. Decenas de millares de protestantes tienen previsto sumarse en las próximas horas a los orangistas de Drumcree para respaldar su intención de desfilar por Garvaghy Road, la arteria del barrio nacionalista católico de Portadown, ciudad de mayoría protestante. Anoche eran muy pocos los que se hacían ilusiones de un arreglo. En Londres, un portavoz de Downing Street declaró lacónicamente: "Las dificultades persisten y son considerables". Diarios ingleses, galeses y escoceses trazaban un panorama extremadamente sombrío, pero fue The Scotsman quien resumió la inquietud que atrapa al Reino Unido. "¿Apocalypse Ulster?", se preguntó el gran titular de primera plana sobre una imagen de un helicóptero británico transportando tropas a Drumcree. El esfuerzo mediador propuesto por el primer ministro, Tony Blair, e inicialmente aceptado a regañadientes por la delegación orangista presidida por Denis Watson parecía girar en torno a un compromiso -por demás elusivo- que permitiría a los orangistas realizar un brevísimo "desfile simbólico" por Garvaghy Road a cambio de promesas de eliminar esa ruta del programa orangista para el año próximo.

Pero tal idea es vehementemente rechazada por la delegación católica nacionalista presidida por Brendan Mac Cionnath. La comunidad católica insiste en que los orangistas deben respetar la prohibición impuesta la semana pasada con pleno apoyo de Londres. Un desfile, dicen, por más reducido, silencioso y respetuoso, vulneraría ese principio legal. Los llamados "contactos de aproximación", una fórmula inspirada en las conversaciones en Bosnia, no revelaron, por lo tanto, espacio alguno para una maniobra política.

20 protestantes heridos

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Eso era precisamente lo que alarmaba anoche a católicos y protestantes del Ulster que contemplaban simultáneamente dos cosas: Por un lado, el endurecimiento de posiciones políticas. Por otro, el robustecimiento de las fuerzas de seguridad en Drumcree y Belfast tras otra noche de violencia en Portadown que dejó un saldo de 20 protestantes heridos por balas de caucho. En las últimas horas también surgió evidencia incuestionable de que paramilitares protestantes están adquiriendo un papel protagonista en Drumcree: un vídeo realizado por la policía mostró ayer cómo un hombre encapuchado emergía desde un grupo de manifestantes orangistas para disparar un arma de fuego contra las fuerzas de seguridad."El enfrentamiento es inevitable", decía ayer William McAnn, un músico protestante que se sumó a la manifestación orangista hace tres días. "Pero al final ganaremos. Nada va a impedirnos nuestro derecho a mantener nuestra identidad. Nada nos va a parar hasta que marchemos por Garvaghy Road como hemos hecho desde el siglo pasado". McAnn hablaba a orillas de la fosa de cinco metros de ancho que separa a los orangistas de la primera línea de defensa policial, un formidable cordón de barreras, alambradas y obstáculos detrás de los cuales han tomado posición unos 2.000 soldados británicos y policías del Royal Ulster Constabulary (RUC). "No nos pararán, incluso si comienzan a disparar. Mañana [por hoy] aquí seremos más de 100.000 orangistas. El Ejército no tiene tanta munición." Según altas fuentes orangistas, gran parte de la multitud concentrada se desplazará el lunes a Belfast para el desfile previsto por sectores católicos del Lower Ormeau Road. Ese día marca el clímax de la temporada de desfiles orangistas, un período que anualmente reaviva las tensiones entre protestantes y católicos. La violencia de este año puede resultar desastrosa para el proceso de paz.

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