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Los pacifistas abogan por no esperar a que ETA calle para hablar y dicen que la última palabra es de los ciudadanos

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Los grupos pacifistas Denon Artean, Gesto por la Paz, Bakea Orain y el movimiento social Elkarri coincidieron ayer en valorar el diálogo como instrumento para resolver los conflictos y en apoyar que la última palabra en un hipotético proceso de paz en Euskadi la tengan los ciudadanos vascos. "La mediación democrática ha de validar cualquier proceso", dijo el representante de Gesto, Pedro Luis Arias, al tiempo que Elkarri defendió el "refrendo social" de cualquier tipo de acuerdo de pacificación. Y dijeron más; casi todos coincidieron al asegurar que no hay que esperar a decisiones unilaterales para empezar a caminar en la difícil marcha de la paz. "Hay que dialogar desde ya y cuanto antes, aunque ETA no abandone las armas ni declare una tregua prolongada", dijo el representante de Bakea Orain, Txus Arana. Sin embargo, los representantes de estos cuatro grupos, reunidos ayer en torno a una misma mesa en un debate organizado por la Fundación Sabino Arana, discreparon a la hora de fijar quiénes deberían sentarse en esa mesa de dialogo. Frente a la postura menos exclusivista del representante de Elkarri, Gorka Espiau, quien defendió como criterio general que "no debe haber exclusión de ningún tipo, ni de ETA, ni de HB, ni del Gobierno", el portavoz de Bakea Orain, Txus Arana, aseguró que "ETA no es quien para negociar" el futuro del País Vasco. Este grupo reunirá mañana a representantes de todos los partidos -salvo PP y UA- para discutir sobre pacificación. Tal y como hicieron hace un mes los tres foros constituidos para aportar una reflexión sobre los caminos para acabar con la violencia, los cuatro movimientos sociales aportaron ayer su punto de vista sobre el papel que en el denominado conflicto vasco deben tener los pacifistas y la sociedad civil. Cada uno desde su perspectiva. El representante de Denon Artean, Javier Mendoza, puso el acento en la importancia de las víctimas en la resolución del enfrentamiento: "Las víctimas deben participar en las mesas de negociación y deben ser uno de los centros de esta situación", subrayó. Mendoza, por el contrario, sí puso condiciones al diálogo. Y pese a defender el acercamiento de los presos vascos y denunciar la mala utilización que a su juicio se ha hecho de la reinserción desde que llegó el PP, Mendoza pidió a los reclusos reinsertables que se desvinculen de ETA, acaten las reglas de juego democráticas y reconozcan el "daño causado" con su actividad terrorista. Avalados por esa teoría que ya formuló en su día Kepa Aulestia cuando era secretario general de la extinta Euskadiko Ezkerra -"hay que hacer política como si ETA no existiera"-, los representantes de los grupos pacifistas abogaron por alumbrar dinámicas sociales que, de alguna manera, obliguen a los políticos a no quedarse de brazos y a confrontar idearios y proyectos. Espiau aseguró que existen en liza ya varios proyectos: el plan de paz de Ardanza, la propuesta de Elkarri sobre los derechos históricos y la Disposición Adicional Primera de la Constitución, la Alternativa de ETA, incluso el proyecto común del ministro del Interior, Jaime Mayor. Al hilo de esa reflexión, Pedro Luis Arias dijo que los partidos debatan su propuestas, "normalizando el diálogo y no subordinándolo".

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