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Los albaneses que luchan por la independencia de Kosovo están minados por graves diferencias

Hablan albanés y quieren la independencia, pero a partir de ahí los partidos, grupos, grupúsculos, personajes y personajillos políticos de Kosovo forman una auténtica sopa de letras y trabajan sumidos en rencillas, en las que se entremezclan lo personal con diferencias más o menos ideológicas. El presidente de la autoproclamada República de Kosovo, el dirigente de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), Ibrahim Rugova, sufre el acoso de varios partidos políticos. Al mismo tiempo, el auge del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) plantea la cuestión de la prioridad de las armas sobre la política y de quién es el interlocutor válido para resolver la crisis. Los ciudadanos asisten desmoralizados a los enfrentamientos.

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El emisario de EEUU para la crisis de Kosovo, Richard Holbrooke, dejó traslucir, el pasado fin de semana en sus breves declaraciones ante la prensa, el panorama de confusión que encontró al entrevistarse con los dirigentes políticos kosovares. Holbrooke dio a entender que mucho de lo escuchado era de consumo interno. Además, justificó su entrevista con dos miembros del ELK con el argumento de que necesita conocer quiénes son los verdaderos interlocutores. Una información de prensa atribuía a un diplomático, tras las entrevista de Holbrooke, una frase nada amable para los políticos de Kosovo: "Hay que poner orden en el kindergarten".Abrir un periódico de Pristina permite palpar las diferencias y disputas entre las fuerzas políticas. El diario El Agricultor del martes dedicaba al asunto por lo menos tres amplios espacios: un comentario titulado Los líderes, los pequeños líderes y los otros; una carta de Ibrahim Zogiani, un minero, que pedía en su título "Que sea respetada la voluntad del pueblo" y, el documento más dramático, una Carta abierta al presidente Rugova y los partidos de oposición de Kosovo, en la que las madres de los soldados del ELK exigen: "Olvidad vuestras disputas".

Tras la visita de Holbrooke, Rugova cuenta sin duda con el respaldo de Washington y Moscú. Pero en su propia casa las críticas son demoledoras y varios partidos y movimientos no reconocen su autoridad y ponen en tela de juicio la legitimidad de su elección del pasado 22 de marzo. Según datos de su partido, el LDK, la participación electoral alcanzó el 85,18 % y Rugova, único candidato tras la retirada de la socialdemócrata Luljeta Pula-Begiri, sumó el 99,2% de los votos. Hydajet Hyseni, ex vicepresidente del partido de Rugova y hoy dirigente de un nuevo Movimiento Democrático Albanés, que pasó 10 años en la cárcel, acusa a Rugova de no haber logrado hacer funcionar las formas de acción y organización no violenta: "Se permitió el exclusivismo, los enfrentamientos con todos, el burocratismo, la corrupción y la irresponsabilidad. El concepto de no violencia ha degenerado en el de no actividad y la orientación pacifista, en pasividad". De forma contundente, Hyseni asegura que la no violencia "tiene sentido, cuando es productiva y liberadora. De lo contrario, ayuda a mantener el status quo y se convierte en colaboracionismo". Para Hyseni, el ELK es la consecuencia de esta política. A la pregunta de si las elecciones de marzo no legitiman a Rugova como dirigente, Hyseni responde: "Votó el 85% y tuvo el 120% de los votos".

Adem Demaci, que por sus 28 años de cárcel se ganó el apodo de el Mandela balcánico, dirigente del Partido Parlamentario de Kosovo, calificaba ayer a Rugova, ante media docena de periodistas de grandes medios internacionales, de "analfabeto político" con quien no está dispueto a colaborar bajo ningún concepto. Asegura Demaci que en las elecciones de marzo "el pueblo votó por EEUU y no por Rugova. Él mintió durante seis años y en las nuevas ha vuelto a mentir. La gente no votó por Rugova, sino por la independencia".

El comentario del diario El Agricultor constata que "mientras el régimen de Belgrado está cada vez más débil, los líderes albaneses se debilitan los unos a los otros". El minero Zogiani lamenta es su carta que "han nacido nuevos partidos sin seguidores o con un número que no rebasa las dos cifras". De forma más dramática, las madres de los soldados del ELK escriben a Rugova y los partidos: "Si nuestros hijos caen en combate, como víctimas de un ejército nacional, nombrado y comandado por el Estado, que Dios los bendiga. Pero, si ocurre lo contrario, malditos seáis. Usted, señor presidente, y ustedes, los representantes de los partidos de la oposición, un día u otro seríes juzgados por traición a la nación. Las madres kosovares, con una sola voz, os lanzan un llamamiento: ¡Uníos y actuad organizados!".

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