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Tribuna
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Ganaderos románticos

La moda del lightismo hace tiempo que llegó al mundo de los toros. El torero sólo aspira a ser figura para ir cómodo en los carteles, en segundo lugar y con ganaderías de prestigio, que son las que fabrican, bajo demanda pertinaz y chantajista de los taurinos, un toro suave y blandón. Al gran público, el que llena las plazas y los bolsillos de los empresarios más poderosos, le han convencido de que el toreo no es riesgo y emoción y que a las plazas se va a divertirse y no, como decía García Lorca, a gozar sufriendo. Por ello, de vez en cuando es bueno pararse y echar la vista atrás para saborear gestas y gestos pasados, como los de algunos ganaderos románticos. Es conocida la afición que el rey Fernando VII tenía por los toros, que le hizo incluso convertirse en ganadero de reses bravas. Para ello llegó a retentar 1.500 vacas vazqueñas en 25 días. Trasladadas las 400 vacas aprobadas desde Sevilla a los predios reales de Aranjuez se corrió la voz de que las vacas, de puro nobles, eran mansas. Este rumor llegó a los oídos del rey, quien dio la orden de retentarlas por segunda vez: de las 400 vacas volvieron a aprobarse 396. Fernando VII, además de buen rey fue un gran ganadero.

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Leyendas

Cuando Eduardo Miura, auténtico fundador de la dinastía, fue a poner la divisa verde y encarnada en su debú en Madrid, le advirtieron que el ganadero de la tierra Antero López, clérigo de Colmenar, ya había debutado con esa divisa dos años antes, por lo que la cambió por otra verde y negra. En aquella corrida, el toro Jocinero mató a Pepete, por lo que se creó la leyenda de que la divisa verde y negra de Miura se debía al luto que estos toros sembraban entre los coletudos. Las leyendas no siempre son verdaderas.Es de justicia que, en homenaje a la casta navarra, prácticamente desaparecida, traigamos a colación algunos toros célebres por su juego. Posiblemente, Llavero, de la ganadería de Carriquiri, haya sido uno de los toros más bravos de la historia. Fue lidiado en Zaragoza en 1860 y recibió 53 puyazos. Después de ser indultado, murió en los corrales de la plaza y su cabeza se conserva disecada en Pamplona. El novillo Buscavidas, también de Carriquiri, era tan fiero que se comió la gorrilla que le lanzó un monosabio para hacer un quite. Murciélago, oriundo de Pérez de Laborda, fue indultado por Lagartijo en 1879 en Córdoba y regalado por el torero a Miura, quien lo cruzó con 36 vacas, ligando estupendamente. Hay quien quiere ver en los toros colorados ojo de perdiz de Miura una herencia directa de la casta navarra. Miura hizo un gran sacrificio para realizar este cruzamiento, ya que en esta casa eran y son de la opinión de que el ganado bravo no se puede mejorar por cruzamiento, pues el cruce trata de unir los pies del galgo con el olfato del podenco, pero no se piensa que pueden salir con la nariz del galgo y la velocidad del podenco. Aquellos eran otros tiempos.

Antonio Purroy es catedrático de Producción Animal de la Universidad Pública de Navarra.

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